Se venden guitarras con historia
En el salón de un piso palaciego de la madrileña calle de Ferraz reposan una guitarra Fender Telecaster Blonde de 1974, una Gibson ES-335 de 1964 y una Fender Stratocaster de 1962. Entre las tres suman casi 40.000 euros. Y pronto habrán sido vendidas. En el piso, de techos altos y muebles vintage,se ubica Guitar Giraffe, un negocio especializado en la compraventa de guitarras de época únicas en el mundo, que su responsable, Daniel Valledor, se encarga de localizar, identificar y vender. En la página web de su negocio solo se anuncia la calle. Ni el portal ni el piso. Y para acudir hay que solicitar cita previa a través del correo electrónico. La exclusividad es su sello de identidad.
Por su negocio, fundado en 2012 en Oviedo, pasó el año pasado una Les Paul Standard para zurdos de finales de los sesenta, los años dorados de la marca estadounidense, adquirida por primera vez por un aficionado español. “La particularidad es que es una de las cuatro zurdas cuya existencia se conoce. Una la tiene Paul McCartney, otra la tuvo el tenista John McEnroe y sufrió en una inundación, y a la tercera se le partió la pala. A nivel mundial es algo especial”, afirma Valledor. Abrió la tienda con un socio ante la carencia de locales que ofertaran instrumentos de segunda mano con garantías, y con el ánimo de convertir su afición en profesión: “Para comprar de segunda mano te tenías que pelear con particulares, sufrías riesgos y no tenías avales ni opciones de devolución...”.
Al principio, el negocio no estaba orientado a la élite, pero el propio mercado los llevando hacia el comercio de instrumentos vintage y de colección: “Había otras tiendas que hacían esto a nivel europeo, pero en España apenas existían. No hay una tradición de este negocio”, dice Valledor. La razones son culturales e históricas: “Las marcas Gibson o Fender no llegaron a España hasta después del 65, porque las importaciones estaban cerradas. Es cuando termina la gran etapa de estas empresas y la construcción pasa a ser más industrial”. Los modelos de guitarra que vende Valledor oscilan entre 3.000 y 40.000 euros.
Valledor, ingeniero Técnico de Telecomunicaciones, atesora historias y anécdotas con todo tipo de clientes, y guitarras únicas que ha aparecido en los lugares más inesperados. “Pete Townshend (guitarrista de The Who) me compró una Gibson ES-345 del 59 original, me regateó el precio y me preguntó si había opción de devolución. Le respondí que sí, siempre y cuando no la rompiese en un escenario”, cuenta, en referencia a la tendencia del músico inglés de estrellar su instrumento contra el suelo. “En general, los mejores clientes son empresarios con alto poder adquisitivo y con una faceta de músicos frustrados”. El 80% son extranjeros.
En Málaga encontró una Gibson ES-330 del 67 pintada en negro de fábrica: “Probablemente existen dos o tres en el mundo, y apareció en un mercadillo. Nadie sabía cómo había llegado allí”. Y desde Albacete, le llegó una foto en blanco y negro de una banda con un músico que portaba guitarra con uno de los colores de fábrica más raros que se conocen: una Telecaster en charcoal frost metallic original del 67, con diapasón maple cap [una plancha de arce], que la hacía más rara aún. “Viajé a toda velocidad en el momento en que me llegó el chivatazo, y la vendí en cuestión de minutos. Me llegan pistas, pero también investigo mucho y me entero de todo, al final este es un mercado muy pequeño”.
Valledor asegura que Guitara Giraffe que ha sido “la única tienda del mundo” que ha vendido cinco modelos de Fender Monterrey, reedición de 200 unidades pintadas por la artista Pamelina Hovnatanian de la guitarra que quemó Jimi Hendrix en 1967. Para el empresario, la prueba final para identificar un posible fraude o la conservación y el estado de una guitarra es “tenerla en la mano y verla”.