Guía básica para visitar por primera vez Corea del Norte
Plaza Kim Il Sung, en Pyongyang, capital de Corea del Norte (narvikk / Getty Images/iStockphoto)
30/09/2018 - 10:33
Clarin.comviajes
Cuando uno ve en el televisor imágenes de Corea del Norte –por ejemplo, miles de soldados desfilando como autómatas-, puede pensar que no son reales. La distancia con Europa no es tanta, pero en realidad pareciera que se tratara más bien de otra galaxia, otro tiempo u otra dimensión. Es un país peculiar. Enigmático. Y justamente por eso mismo, vale la pena conocerlo. El turista con un interés político o histórico difícilmente podrá encontrar un destino más “exótico” y atractivo. Pero, ¿es posible visitarlo?
Pese a las limitaciones, opacidad y contradicciones que existen en la información, vamos a intentar ayudar a todos aquellos viajeros que busquen un poco de aventura. Y nunca mejor dicho, puesto que la aventura significa eso: la búsqueda de lo desconocido.
El Arco del Triunfo de Pyongyang es más grande que el de París (Tarzan9280 / Getty Images/iStockphoto)
Situación actual
La República Popular de Corea (RPC) tiene un tamaño un poco menor que la provincia de Santa Fe, o cuatro veces menos que España. Un país pequeño, pero con una historia reciente de lo más convulsa. Tras la Segunda Guerra Mundial, hace más de 65 años, las dos Coreas se dividieron en parte norte y parte sur por el paralelo 38. El Norte quedó en manos de Moscú y el Sur, de Washington.
Los soviéticos pusieron a cargo de Corea del Norte a un guerrillero coreano que luchó contra la invasión japonesa en la región china de Manchuria. Se llamaba Kim Il Sung, y dirigió un régimen comunista. Su período concluyó con su muerte, en 1994, cuando el liderazgo oficial pasó a manos de su primogénito, Kim Jong Il. Desde el fallecimiento de este último, en 2011, el poder reside en su hijo, Kim Jong Un.
Paralelo 38, en la frontera entre las dos Coreas (lynnith / Getty Images)
La idea Juche
Una vez afianzado en el poder, en la década de los 60, el líder supremo Kim Il Sung puso en marcha un sistema ideológico conocido como idea Juche (Chuch’e). Significa autosuficiencia. O autarquía. O independencia. La lógica de está ideología es puramente nacionalista y es que son tan fuertes que no necesitan a nadie para sobrevivir. En definitiva, la fórmula se basa en la exaltación de las cualidades propias del pueblo coreano y, en consecuencia, la exclusión de las culturas externas que perturben esa identidad. El resultado ha sido un total y absoluto aislacionismo del resto del mundo en los últimos años, reforzado por la mano del actual líder Kim Jong Un.
Señales de una apertura
El desfile de los atletas de las dos Coreas unidos en los pasados Juegos Olímpicos de Invierno, la reunión entre los mandatarios de ese país y de China, la aparente desnuclearización o el acercamiento a los Estados Unidos, son señales claras de que algo está cambiando. Se abre un minúsculo resquicio en ese cerramiento nacional; una especie de "deshielo a la coreana". Y parece que viajar a Corea del Norte ya no es tan complicado.
De hecho, en 2016 el turismo registró un incremento de 30% respecto a 2015, y en 2017 el crecimiento se aproxima al 40%, según datos de la dirección de la agencia de viajes Travel Corea. La promoción turística está siendo muy intensa: por primera vez, la embajada norcoreana en España organizó un acto para fomentar las visitas de occidentales; a su vez, el secretario general de la Organización Mundial del Turismo (OMT), el jordano Taleb Rifai, animó a los europeos a viajar al país asiático: “Cuantos más europeos vayan a Corea del Norte, mejor conocerán los norcoreanos el mundo exterior”, dijo.
Vista aérea de Pyongyang (josephferris76 / Getty Images)
Cómo llegar
Es muy importante subrayar que, pese a esos ligeros avances, Corea del Norte sigue siendo un territorio con un régimen comunista basado en el control y regido por unas reglas muy estrictas. Solo unas pocas agencias de viajes extranjeras han sido autorizadas para organizar incursiones en el país. Son circuitos muy restringidos. Por lo que anuncian, el costo ronda entre 2.000 y 4.000 euros, con un vuelo que parte de Beijing y se incluye el visado.
Pero es importante saber que no es posible moverse libremente por el país, sino solo por determinadas zonas, en grupo o individualmente, pero bajo unas normas de las que nadie puede escapar. Una de las reglas primordiales es que siempre se debe ir acompañado de un guía, un guardia o como se le quiera llamar.
Un avión frente a la nueva terminal del aeropuerto internacional de Pyongyang, capital de Corea del Norte (AFP / AFP)
Por lo tanto, sí; es posible viajar hoy a Corea del Norte. Unos 45.000 turistas chinos y unos 5.000 occidentales entraron en el país en 2017. Cifra récord. Aunque sigue siendo un destino dominado por la tensión y el misterio –no olvidemos el caso Otto Warmbier, un estudiante norteamericano que fue devuelto a casa en coma (y murió a los pocos días) después de pasar 17 meses preso por tratar de llevarse un cartel de propaganda del hotel-.
Vuelos
La manera en la que acceden al país los viajeros normalmente es tomando un vuelo desde China; ya sea desde Beijing, la capital, o desde Shenyang, ciudad un poco más próxima a Corea del Norte. También es posible hacerlo desde el aeropuerto de Vladivostok, en Rusia. Desde la capital china la aerolínea coreana Air Koryo tiene varios vuelos a la semana hasta la capital de Corea del Norte, Pyongyang, por algo menos de 1.000 euros ida y vuelta.
El visado
Como se dijo, ahora mismo el objetivo de Corea del Norte es facilitar la entrada de turistas en su país. Para ser exactos, se han propuesto conseguir que entren 20 millones de visitantes de cara al 2025. Y para eso se ha facilitado la tramitación de la documentación: un pasaporte vigente tres meses después de la vuelta, un billete de ida y vuelta y un visado.
Precisamente una de las medidas que ya han adoptado es facilitar la tramitación del visado (según Travel Corea, se concede el 99% de las solicitudes). Por lo que hemos podido averiguar, existen tres tipologías: una, los de turismo; dos, el de negocios; y tres, el de los medios de comunicación. Los dos primeros visados son tramitados por agencias de viajes autorizadas, y el tercero, por la embajada (que sí que es algo más restringida).
Solo dinero en efectivo
Este es uno de los principales temas que se ha de tener presente: en Corea del Norte no se admiten tarjetas. Solo es posible una transacción con dinero en metálico en euros, dólares o yuanes chinos. No hay cajeros automáticos, y las tarjetas de crédito no son válidas. Las monedas de dólares estadounidenses y yuanes tampoco son aceptadas, únicamente los billetes. Eso sí, no se limita la cantidad de efectivo que los viajeros pueden introducir en el país.
Dólares euros y yuanes chinos son aceptados en Corea del Norte (Thomas White / Reuters)
El celular
Una vez aterrizados en suelo coreano, se ingresa, como se ha dicho, en otro planeta. Todo está bastante controlado todavía. Un ejemplo: sí se puede llevar el móvil propio, pero se debe usar una tarjeta SIM local para hacer llamadas, ya que ninguna de extranjera funciona allí. Además, las tarjetas SIM locales disponibles para los visitantes también difieren de las utilizadas por los residentes de Corea del Norte. Los visitantes no pueden hacer llamadas a números locales.
Sí se pueden hacer fotos y vídeos
No es cierto el mito que te meten en la cárcel por hacer fotos, aunque sí hay que respetar algunas reglas fundamentales. No te sorprendas si en el tour el guía te prohíbe tomar fotos en ciertas áreas, como una zona militar o algo parecido. No insistas. Al final del viaje, antes de regresar a casa desde Corea del Norte, las fotografías en la cámara de cada turista son revisadas, y algunas pueden ser borradas si vulneran la seguridad del país.
Postrarse ante las estatuas de los líderes
Otra condición indispensable para no tener ningún tipo de problemas es postrarse frente a las estatuas –construidas en bronce, por cierto- de 22 metros de altura de los tres líderes coreanos: Kim Il Sung, fundador y “Presidente Eterno” de la patria; su hijo, el “Querido Líder” Kim Jong Il, y su hijo a la vez, el actual dictador Kim Jong Un. Muchos coreanos peregrinan solamente para hacer su ofrenda de flores. Es norma de estricta obligación, incluso para los turistas. De hecho, los guías advierten muy seriamente a los viajeros sobre el tema y, además, para que quepan íntegramente las estatuas en las fotos, sin cortar ninguna de sus partes porque eso está considerado una ofensa para el régimen. Tal cual.
Estatua del "presidente eterno," Kim Il Sung, en Pyongyang (narvikk / Getty Images)
Qué se puede ver
Los itinerarios que proponen desde las agencias de viajes varían ligeramente de unas a otras, pero en general cuentan con un recorrido muy básico: la capital, Pyongyang, y la zona desmilitarizada –el paralelo 38-, en Panmunjom. Como decíamos, cuando llegás al país, en el aeropuerto o en la estación de tren ya te esperan “los guardianes de la patria” para acompañarte amablemente a tu hotel (este servicio es gratuito y no es opcional).
En la capital se visitan varios parques, monumentos y museos. Sobre todo hay cuatro puntos de interés: el Gran monumento de Mansudae (1982), que es la estatua de Kim II Sung, el primer líder de Corea del Norte. Aquí se reclama a los turistas que compren flores (4 euros) y las dejen a los pies de la estatua en señal de consideración.
La Torre Juche también es parte imprescindible de esta ruta. Sus 170 metros de altura y 25.550 bloques representan los días de vida del anterior líder (70×365=25.550) y el nombre de la torre, Juche, es el nombre de la base ideológica (la autosuficiencia). Luego pasamos al Mausoleo de Kim Il Jung (Kumsusan), donde es posible ver el cuerpo conservado del primer líder de la Corea comunista y el de su hijo. Por último están el Monumento al Partido de los Trabajadores, el parque de la Diversión, el Arco del Triunfo (más grande que el original de París); el estadio Rungrado May Day -el más grande del mundo con capacidad para 150.000 espectadores- y el Victorious Fatherland Liberation War Museum.
Torre Juche tiene 170 metros de alto (Tarzan9280 / Getty Images)
El trayecto hasta Panmunjom, en la frontera con Corea del Sur, es una de las pocas excursiones permitidas fuera de la ciudad. No está muy lejos de Pyongyang –a unos 180 kilómetros-, en la frontera entre las dos Coreas, y es el lugar donde se firmó el armisticio que puso fin a la guerra que comenzó en 1950.
Playas, esquí, trekking, golf, maratones
Como se suele decir, las cosas de palacio van despacio. Y más en los palacios comunistas. En ese sentido, como advertíamos anteriormente, el régimen está dando señales de querer abrirse algo. El presidente Trump, no en vano, en la reciente reunión del pasado mes de junio destacó positivamente las playas norcoreanas de Wonsan. Está claro que se abren nuevos circuitos donde se muestran más rincones de este hermético país.
Algunos tours ya incluyen la maratón de Pyongyang en abril, campos de golf, practicar esquí en la estación de Masik, trekking y acampada en el monte Kumgang, además de visitas a cervecerías locales, firmas de arquitectos, mercados de frutas, fábricas de productos electrónicos o actuaciones en el Circo de Pyongyang.
Monte Kumgang (Matej Hudovernik / Getty Images/iStockphoto)
Magda Machaj / La Vanguardia