¿Viajás a Europa? Estos son los 26 países donde no se usan euros
A las puertas de cumplir la mayoría de edad -nació el 1 de enero de 2002-, el euro se ha convertido en un auténtico aliado al viajar por Europa. Su puesta en circulación supuso un antes y un después a nivel práctico. Y es que a partir de este momento, visitar países en los que la nueva divisa era moneda de uso corriente simplificó considerablemente los trámites: permitió decir adiós al cambio, a las comisiones y a las engorrosas operaciones matemáticas antes de descubrir el precio real de las cosas.
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Nos olvidamos de pesetas, marcos, francos, liras o escudos y muchos hicieron realidad algunos de los destinos de su lista de deseos. Alemania, Austria, Bélgica, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Países Bajos, España y Portugal fueron los primeros de la Unión Europea en abandonar la moneda propia y adoptar el euro. A esta aventura inicial se sumaron, también en 2002, cuatro microestados: Andorra, Ciudad del Vaticano, Mónaco y San Marino, hasta conformar un bloque de 16 países.
25 países sí, 26 no.
Más tarde, Eslovenia, Malta, Chipre, Eslovaquia, Estonia, Letonia y Lituania pasaron a engrosar la lista de usuarios del euro, además de Montenegro y Kosovo, que lo adoptaron de forma unilateral.
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Más allá del euro Pero el Viejo Continente no es, ni mucho menos, territorio exclusivo del euro. Porque más de la mitad de sus estados cuentan con una divisa propia. Sin ir más lejos, si viajás a Londres, Budapest, Copenhague, Dubrovnik o Praga -por poner sólo unos ejemplos-, deberás pasar por un banco o una oficina de cambio, ya que a pesar de pertenecer a la Unión Europea, no han optado por dar el paso a la moneda común. En concreto, este patrón se repite en nueve países:
Gran Bretaña, que enfrenta el Brexit, o salida de la Unión Europa, mantiene la libra esterlina como moneda.
- Bulgaria: cuenta con el lev (0,51 euros)
- Croacia: su moneda es la kuna croata (0,13 euros)
- Dinamarca: mantiene la corona danesa (0,13 euros)
- Hungría: tiene el florín o forinto húngaro (0,0031 euros)
- Polonia: conserva el zloty (0,23 euros)
- Reino Unido: tiene la libra esterlina (1,17 euros)
- República Checa: dispone de la corona checa (0,039 euros)
- Rumania: su moneda es el leu rumano (0,21 euros)
- Suecia: cuenta con la corona sueca (0,093 euros).
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La lista de países en los que no podrás pagar en euros se completa con 17 más -en su mayoría del norte y del centro de Europa-, cuyas monedas son las siguientes:
En Polonia, la moneda es el zloty.
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- Albania: lek (0,0081 euros)
- Armenia: dram (0,0019 euros)
- Azerbaiyán: manat (0,52 euros)
- Bielorrusia: rublo bielorruso (0,42 euros)
- Bosnia y Herzegovina: marco bosnioherzegovino (0,51 euros)
- Georgia: lari (0,33 euros)
- Islandia: corona islandesa (0,0073 euros)
- Kazajistán: tenge kazajo (0,0023 euros)
- Liechtenstein: franco suizo (0,88 euros)
- Macedonia: denar macedonio (0,016 euros)
- Moldavia: leu moldavo (0,050 euros)
- Noruega: corona noruega (0,10 euros)
- Turquía: lira turca (0,15 euros)
- Rusia: rublo ruso (0,014 euros)
- Serbia: dinar serbio (0,0085 euros)
- Suiza: franco suizo (0,88 euros)
- Ucrania: grivna (0,034 euros)
Dónde cambiar
Más allá de tener una moneda común -que simplifica mucho las cosas durante un viaje por distintos países-, los factores que determinan si un país es caro o barato a la hora de viajar son diversos, y uno de ellos es el cambio de divisa. La diferencia del valor de la moneda de un país a otro puede ayudar a nuestro bolsillo, aunque no sólo son los destinos los que benefician en este cambio monetario. La manera de realizar la conversión puede ser la clave para ahorrar.
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La Eurozona se fue ampliando poco a poco, incluso con países que no están en la Unión Europea (DPA)
Claro, si dejás para el último momento algo aparentemente tan sencillo como el cambio y optás por hacerlo en el aeropuerto, podés encontrarte con alguna que otra sorpresa. Es que los mostradores habilitados en las terminales aéreas para hacerte con el cash necesario para el viaje pueden hacer que te salga más caro. El consejo no puede ser otro que el de ser previsor. El bolsillo te lo va a agradecer.
Magda Bigas / La Vanguardia