Un montón de sabar y música electrónica en el Womex
Hoy amanecemos a la tercera jornada del festival nómada internacional Womex de este año, que se celebra en Gran Canaria por primera vez y hasta el domingo, tras pasar en sus 24 años de vida por otras dos ciudades españolas, Santiago de Compostela y Sevilla. Lo hacemos con la perspectiva de disfrutar de un amplio repertorio africano, desde Madagascar a Marruecos y desde Túnez a Sudáfrica, pasando por Cabo Verde, Guinea Ecuatorial y Etiopía. En todos los formatos imaginables, desde diva a banda, y con todos los estilos posibles, mezclando electrónica con percusión tradicional wolof, ritmos tuareg y lo que se tercie.
“Nuestra agenda está muy ocupada, puesto que vamos a estar allí 36 horas”, señala Stéphane Costantini, parte del dúo francosenegalés Guiss Guiss Bou Bess, que actuó ayer a medianoche en el marco del festival en Las Palmas de Gran Canaria. “Presentamos una versión muy reducida de nuestra lista de temas larga, intentando mantener al tiempo la misma energía. No hay VJing por razones técnicas, así que es pura música en vivo y baile. Un montón de sabar y música electrónica. Somos tres: el percusionista y cantante Mara Seck y el percusionista Aba Diop y yo, además del ingeniero de sonido Kevin Jaspar”, añade.
El momento coincide con la promoción de uno de sus temas que hizo brincar ayer a la gente, Thieb Bou Dub, una versión revisitada del plato senegalés por excelencia, su famoso arroz con pescado, en la que se juega también con la referencia a un ritmo tradicional del sabar de Dakar.
El Womex o Exposición de la Música del Mundo anuncia que moviliza a 2.600 profesionales cada mes de octubre desde 1994. Proceden de 90 países y convierten este evento en la plataforma número uno para relacionarse, ver y ser visto en la industria de las músicas del mundo. En Gran Canaria ocupan siete escenarios y presentan más de 700 stands, 80 conferenciantes, películas, concierto de inauguración guiado por el timple de Germán López y una ceremonia de entrega de premios.
Entre los conciertos y presentaciones con sabor africano figuran proyectos como el que reúne a los virtuosos Antonio Forcione (Italia), Seckou Keita (Senegal) y Adriano Adewale (Brasil), una historia a tres bandas y con una pata en tres continentes que ejerce de homenaje a los instrumentos de cuerda, con la guitarra del italiano, la kora del senegalés y la percusión del brasileño.
Bakolo Music International representa la edad de oro de la rumba congoleña, bajo la égida de un superviviente, Nzofu Moko Buele Bikunda, heredero del fundador y piedra angular del estilo Papa. También en la línea estaba Wend Kolosoy, compositor del primer éxito de este ritmo tan característico, Marie-Louise. Bikunda formó parte de la banda de Wendo hasta que el padre de la rumba se retiró a mediados de los 60, cuando Mobutu cayó. En 1997, regresaron los dos para girar y protagonizar el documental On the Rumba River y a partir de 2008, Bikunda es quien porta en su voz y entre sus manos su legado.
Otra clásica que pone los pies en los escenarios del Womex grancanario es la diva etíope Etenesh Wassie. Tras hacerse una reputación en los cabarets de Adís Abeba a principios de los 90 con sus improvisaciones de la tradición Azmari, Wassie unió su voz a la guitarra del francés Mathie Sourisseau en 2007. Jazz, punk y ritmos etíopes que se van fusionando en una década de colaboraciones con gran parte de improvisación, que da como resultado un sonido único.
Desde Madagascar y también las raíces de la cultura malgache, llegan a Canarias los componentes del trío Toko Telo, de la mano de otra diva, Monika Njava, que también comenzó su carrera en los 90 con su propia banda y actualmente se decanta por compartir escenario con el bajista Linley Marthe y escorarse, como Wassie, hacia el jazz.
Kel Assouf pone el punto desértico al Womex grancanario. Música y poesía tuareg desde Bruselas, donde se exilia Aboubacar “Anana” Harouna. Los celebres Tinariwen están en las cabezas de todos cuando resuenan la singular voz y los potentes acordes de la guitarra del desierto, a la que se acoplan los teclados del tunecino Sofyann Ben Youssef (Bargou 08) y la percusión del belga Olivier Penu.
En contraste con la melancolía y la fuerza de los blues nigerinos, Lucibela ofrece la dulzura de la morna caboverdiana. Nacida en 1986 en la isla de San Nicolás, la cantante, también abonada a la coladera, se trazó una carrera en los hoteles de Boa Vista desde su adolescencia, siguiendo las huellas de Cesária Évora, Titina o Bana. En 2012 se mudó a Praia y se lanzó a la arena internacional en 2017. En el otro extremo del calidoscopio musical caboverdiano se sitúa Tabanka, con el frenético funaná, pura energía eléctrica y electrizante.
En lo que se refiere a la nueva savia, Gran Canaria acoge a gente como Buruntuma. El guineano recibe el nombre de un pueblito de su país, Guinea Bissau, y revoluciona las pistas de afrohouse portuguesas con la mezcla de música tradicional de su tierra y la electrónica. Parte de la diáspora africana en Europa, hace hueco a codazos a este ritmo en las discotecas globales.
También por Sofiane Saidi, el príncipe del Rai 2.0 y rey del glam oriental, entregado a un proyecto electrónico, con vientos y percusión que dan una vuelta de tuerca más al tradicional estilo argelino. Saidi vive en París desde los noventa y ha colaborado con gente como Tukuleur, Acid Arab, Natacha Atlas, Smadj, Startijenn y Raina Rai. Lanzó su propio álbum, El Morjane, hace tres años, en conexión con Transglobal Underground. Hoy crea el rai del tercer milenio.
Para concluir, también están presentes en el Womex grancanario la ecuatoguineana Nélida Karr y el dúo Montparnasse, que presenta la historia de un encuentro en la estación de tren homónima, en París, que fusionó los universos creativos del sudafricano Chobolo y el francés Nadjib. Los dos jóvenes productores ganaron un premio de lotería que invirtieron en la creación de su dúo. Trabajan actualmente en su primer disco y debutaron en directo en la Bienal de Dakar en mayo de este año.
Puedes seguir ÁFRICA NO ES UN PAÍS en Twitter y Facebook.