No, los hombres no siempre tienen ganas de sexo

No, los hombres no siempre tienen ganas de sexo

La frase “los hombres siempre tienen ganas” está en boca de todos, pero ¿qué hay de cierto en ella y por qué está tan extendida? Según los sexólogos, se trata de un mito fomentado por la estructura patriarcal de nuestra sociedad, en la que se ha permitido menos –y a veces nada– a las mujeres expresar o mostrar su deseo sexual.

Una cosa es la respuesta de excitación y otra el deseo sexual. La primera constituye la fase inicial para llegar al orgasmo y, como explica Héctor Galván Flores, director clínico del Instituto Madrid de Sexología, suele ser más rápida en los hombres. La segunda depende de unas áreas muy sensibles de nuestro cerebro que determinan el tipo de respuesta a los estímulos sexuales.

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Flores explica que, efectivamente, los hombres logran excitarse en menos tiempo que las mujeres en términos generales porque la respuesta de excitación de las mujeres requiere de más estímulos a causa de muchos factores: hormonas, circunstancias emocionales, educación, preconceptos, etcétera.

Según los sexólogos, se trata de un mito fomentado por la estructura patriarcal de nuestra sociedad, en la que se ha permitido menos –y a veces nada– a las mujeres expresar o mostrar su deseo sexual.

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Al confundir ambas nociones, concluimos que las mujeres tienen menos deseo sexual, siendo esta una idea general y reduccionista sin base: los expertos coinciden en que cada persona vive su sexualidad de manera diferente e única, independientemente del género.

¿Qué afecta al deseo sexual?

Los factores que pueden afectar al deseo sexual son muchos y variados, tanto en hombres como en mujeres. Influyen tanto aspectos psicológicos -cansancio, estrés, depresión, ansiedad, vergüenza, miedo al fracaso-, como físicos -enfermedades, alteraciones neurológicas o problemas hormonales.

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Y aún hay otros elementos determinantes como la alimentación, el insomnio, la menopausia, la ingesta de alcohol, los energizantes o las drogas. Si a esto añadimos los condicionantes sociales -educación, religión, cultura, experiencias previas, expectativas, prejuicios o preconceptos-, será fácil comprender que no se trata de un asunto simple ni reducible a categorías de género.

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Los hombres tienden a excitarse en menos tiempo que las mujeres.

María del Pilar Ramos Albiar, sexóloga de la Clínica Adna, explica que, en el caso de las mujeres, el cansancio afecta mucho si se tienen muchas responsabilidades diarias dentro y fuera de casa: “el estrés continuado cuando se tienen hijos y un estado emocional bajo están estrechamente relacionados con la disminución del deseo, así como la visión que tienen de su cuerpo -si están cómodas con su estado físico- y los cambios hormonales”.

En el caso de los hombres también hay muchos elementos que afectan negativamente al deseo sexual como el trabajo, el estrés continuado, los problemas con la pareja, los cambios hormonales que impliquen una disminución de testosterona o la ausencia de ejercicio físico.

Por otro lado, la edad también es un factor importante a tener en cuenta. Para Ramos Albiar, el deseo sexual aumenta a medida que nos hacemos mayores hasta alcanzar en la mediana edad el punto álgido. Esto se debe, sobre todo, a la manera en la que expresamos nuestra sexualidad a medida que maduramos.

el estrés continuado cuando se tienen hijos y un estado emocional bajo están estrechamente relacionados con la disminución del deseo, así como la visión que tienen de su cuerpo -si están cómodas con su estado físico- y los cambios hormonales

María del Pilar Ramos Albiar Sexóloga de la Clínica Adna

“Nuestra libido se dispara en la adolescencia, pero es en toda la etapa adulta donde se suele experimentar más apetito sexual porque el sexo comienza a vivirse con menos vergüenza y pudores, convirtiéndose en algo más profundo e intenso”, añade Galván Flores.

Qué hacer cuando no hay deseo sexual

Para alentar nuestro deseo sexual lo primero y más importante es cuidar nuestro estado físico y psicológico, para lo que habrá que prestar atención a la alimentación y a la práctica de ejercicio; ambas cosas nos ayudan a estar sanos y aumentan nuestro bienestar al favorecer la confianza y seguridad en nosotros mismos.

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Si se percibe que el deseo sexual ha disminuido o está ausente, conviene visitar a un ginecólogo o urólogo antes de todo para descartar cualquier causa orgánica o fisiológica. Si no es el caso, entonces será recomendable considerar los factores emocionales o psicológicos que puedan estar influyendo y consultar con un psicólogo o sexólogo, que nos ayudará a dar con la causa del problema y sus soluciones.

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Algunos hombres ven disminuir su deseo sexual si están sometidos a estrés o a un estado emocional bajo.

Además, es importante buscar momentos para dedicarle tiempo a nuestra sexualidad, ya que con la rutina y el estrés tendemos a descuidar o postergar los momentos de placer. “No debemos olvidar lo importante que es encontrar ese momento de intimidad para sentir placer y disfrutar de la vida sexual, algo que siempre será favorable para aumentar las ganas y el deseo”, comenta Galván Flores.

Consejos y recomendaciones

En términos generales hay determinadas conductas o ideas que ayudan a despertar el deseo y que conviene tener siempre presentes.

Estas son algunas de las recomendaciones que ofrecen los sexólogos:

1- Entrenar la comunicación sexual

Es fundamental saber qué es lo que le gusta a cada uno y qué no. Una buena forma es realizando un mapa erótico con el que conocer más al otro y que nos servirá para comunicarle qué zonas son las que más placer nos dan.

Nuestra libido se dispara en la adolescencia, pero es en toda la etapa adulta donde se suele experimentar más apetito sexual porque el sexo comienza a vivirse con menos vergüenza y pudores, convirtiéndose en algo más profundo e intenso

María del Pilar Ramos Albiar Sexóloga de la Clínica Adna 2- Salir de la monotonía

Proponer cosas novedosas para hacer juntos, como hacer realidad alguna fantasía, probar nuevas posturas, incluir juegos y juguetes eróticos. Poder incorporar fantasías que se tengan pendientes es importante, pero siempre que ambos estén de acuerdo. Cada pareja tiene sus reglas y son ellos los únicos que pueden establecerlas o romperlas.

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3- Reconectar con el cuerpo

Y cuidarlo, tanto el propio como el del otro, a través de masajes, caricias y besos, porque los rituales son importantes. También lo son la respiración y la relajación, que nos ayudan a conectar con nuestras emociones y deseos. Por su parte, el autoconocimiento, que se logra con la exploración hasta donde cada uno quiera llegar, es fundamental.

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4- Hacer un "pozo" de los deseos

Ramos Albiar propone una original idea que consiste en hacer un "pozo" (una caja funciona muy bien para el caso), bien por separado o bien juntos, en el que meter diez papeles, cada uno de un color, en los que hayamos descrito cosas sencillas, agradables e inmediatas que nos gustaría que el otro hiciera.

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Fuente: La Vanguardia

RR

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