Los míos, los tuyos, los nuestros: decálogo para una convivencia pacífica
Conocí una mujer maravillosa, vuelvo a vivir, me siento como hacía mucho no me sentía. Con los chicos se van a llevar genial, seguro. ¿Cómo te parece que maneje las presentaciones, tiempos? Decime vos porque yo sino me apuro —pregunta sensatamente en un audio de voz, Maxi (así lo llamaremos), de 40 años, padre de Caro, mi paciente de 6 años. Se separaron con su madre hace dos, tienen otro hijo de 9 años.
Hasta aquí, impecable, se pone de novio, lo cual es saludable, y le pregunta al terapeuta de su hija algunos tips para manejar el proceso, aquí vamos.
Newsletters Clarín Buena Vida | Conocé lo último para cuidar tu salud y sentirte bien.
Todos los martes.
—No te apures, andá de a poco. Hablá con la madre de tus hijos, contale de la situación para que no sienta que pasás por encima de ella. Recién ahí hablá con los chicos y organizá un encuentro en algún lugar amplio (que no sea tu casa ni la de tu novia), lo ideal una plaza, el club o cualquier sitio donde los chicos puedan ir y venir si se sienten raros en la situación. No integres de entrada a los hijos de tu pareja, que primero la conozcan a ella. Acordate que los tiempos que valen en estas situaciones son los de los chicos, a ellos hay que cuidarlos —le aconsejé.
—Perfecto, clarísimo—me respondió.
A la semana siguiente la niña llega a su sesión, me cuenta:
—El sábado conocí a la novia de papá y a sus hijos. Cenamos e hicimos pijamada en su casa del country. ¡Es re linda! Los nenes son un poco hinchas, pero mi papá me dice que los tengo que querer porque eso lo hace feliz. ¿Serían mis hermanastros? ¡Yo a ella no quiero decirle madrastra!
No entendió nada, este padre. Sencillamente, no entendió nada.
Y cada vez más , los padres no están entendiendo los tiempos de los hijos. Sí los de la propias ansias, los de las ganas de que todo sea como ellos quisieran. Los consultorios psicológicos están poblados de familias ensambladas que más que fusionarse se amontonan. Y los pequeños sufren.
Veamos entonces algunas claves para no fracasar antes de comenzar en la tarea de ensamblar historias, familias, sentires:
No dejarse llevar por los tiempos de la ansiedad
La paciencia es un arma fundamental a la hora de construir una relación saludable con los hijos de una nueva pareja, y de articular dos historias familiares distintas que además vienen de rupturas que seguramente han sido dolorosas. Habrá que ser prudentes y manejar sabiamente las ansias de que “mágicamente” se forme una relación de confianza. “Lo que rápido llega rápido se va”.
De ninguna manera competir con los hijos por el amor de las parejas
El amor es quizás el único “bien “ que se multiplica en la medida que las personas estén en el lugar y de la forma en las que tienen que estar. Quiero decir, los hijos de las parejas no son nunca rivales. Son los hijos y el amor filial es de otro palo.
Tendrán los adultos que gestionar sus miedos, ansiedades, viejas frustraciones y entender que al amor padres-hijos es la joya del tesoro, y como tal hay que cuidarla entre todos.
Mirá también
Entender que los niños son niños y nosotros adultos
Dicho así suena ridículo, pero no lo es. Lo que más a menudo se borra en estas relaciones es la asimetría. Adultos que pelean con niños como si fueran tales. No somos pares, somos padres.
Y los niños cuando hay nuevas situaciones como estas son sólo pequeños asustados de perder calidad en el vínculo primario y solo la posición adulta de la pareja le dará la confianza y tranquilidad que precisan para darse cuenta de que hay amor y tiempos para todos.
Construir pequeños momentos compartidos, pero sin forzar
Una vez más, la paciencia para esperar a que las afinidades con los hijos de las parejas se den de forma espontánea. Mirar una serie juntos, jugar a la pelota, compartir una comida, pero que sea producto del deseo genuino.
Lo mejor es bajar la vara de las expectativas y si de repente pasamos una tarde increíble todos juntos, a sorprenderse e ir por más. Lo que tenga que ser que sea, y lo que no, por algo será.
Evitar los excesos y la compulsión a darles regalos para que el cariño llegue pronto
Llenar de regalos al hijo de una nueva pareja es un empacho innecesario: que las cosas sean a fuego lento. No será por reyes magos que nos quieran, y si es por eso, mala forma de querer.
Mirá también
Respetar los momentos de intimidad con el padre/madre sin intervenir ni querer sumarnos
Restarnos en los momentos de nuestra pareja con los hijos les dará a los niños la tranquilidad que la relación con sus progenitores está garantizada, y que los vínculos se suman, y no se restan.
No pongamos al otro en la situación de tener que “elegir” entre sus hijos o su pareja. Llevaríamos todas las de perder y, si así no fuera, estaríamos construyendo el vínculo a expensas de una operación afectiva riesgosa y cruel.
Mirá también
No intervenir jamás directamente sobre el niño en las primeras etapas de la relación
Aunque nos parezca que se está cometiendo un disparate en términos de crianza, lo que tengamos para decir lo diremos en la intimidad con nuestra pareja y no en presencia de sus hijos.
Jamás de los jamases desautorizar al ex de nuestra pareja delante de los niños. Cuando el padre o madre (ex de nuestra pareja) está presente en su función como tal, quien se sume al clan deberá ser cuidadoso a la hora de no dar lugar a una “competencia imaginaria”.
No vivir como asuntos personales los desplantes de los hijos de las parejas
Muchas veces los chicos descargan con los novios de padres/madres su bronca o dolor por lo “que no fue” en términos de la relación de sus padres. La gran mayoría de las veces no es con uno, aunque parezca. Poder tomar distancia de esa situación y no “enroscarse” es la tarea. Difícil, pero no imposible.
Mirá también
Buscar estrategias creativas junto a la pareja para el armado de los momentos compartidos durante el inicio de la convivencia
No querer trasplantar esquemas de usos y costumbres propios en la familia que se está formando, los injertos de este tipo suelen traer solo conflicto. Ser flexible, y creativo en lo posible. Desde la organización de horarios, responsabilidades, funciones en una casa, hasta la coexistencia en espacios comunes, todos son pequeños desafíos que habrá que sortear con habilidad y sobretodo, con buen criterio.
Entender la relación como un proceso que se construye, sumar espacios y momentos para permitir darse a conocer y conocer a los niños
Nada que se imponga desde la autoridad va a funcionar. Primero tiene que construirse el vínculo, y después podremos hacer valer nuestra palabra desde el cariño y el respeto construido. Mientras tanto, cautela y paciencia.
Todos queremos ser felices, la vida es corta y sentimos que vamos contra reloj, pero la buena noticia es que si hacemos las cosas bien, el tiempo se vive distinto. Simplemente porque nos demora mucho arreglar los líos que nosotros mismos generamos.
Entonces, respiramos hondo, cuidamos a nuestros vínculos (sobretodo a los hijos que son receptores pasivos de lo bueno y lo malo que hacemos por ellos), y a vivir, ¡que de eso se trata!
*Alejandro Schujman es psicólogo especializado en familias. Director de Escuela para padres. Autor de Generación Ni-Ni, Es no porque yo lo digo y coautor de Padres a la obra.