Javier Goerlich, creador de la Valencia moderna
“Valencia era, al final de la década de 1920, una ciudad dispersa e inacabada, necesitada de un nuevo planeamiento capaz de cambiar su caduco modelo de crecimiento por otro más acorde con la nuevas teorías urbanísticas”, destacan el arquitecto e investigador Tito Llopis y el historiador David Sánchez, comisarios de la exposición Javier Goerlich Lleó: arquitectura y urbanismo en la ciudad de Valencia (1914-1962), que se inaugura este martes en la sala de exposiciones municipal del Consistorio valenciano.
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Una ambiciosa muestra que va más allá de la vida profesional del arquitecto que cambió el rumbo de la ciudad, cuyo planeamiento dirigió desde 1922 hasta su jubilación en 1956; fue su etapa de mayor esplendor, cuando hace suyos antiguos proyectos de reforma interior y pone en marcha nuevos espacios hasta completar su visión sobre el desarrollo de la ciudad.
La avenida del oeste, la prolongación de la hermosa calle de La Paz, la apertura de Poeta Querol, la gran rotonda tras la Puerta de Serranos, la prolongación del Paseo de la Alameda entre los puentes del Mar y Aragón, la avenida de María Cristina, el ensanche de la bajada de San Francisco y el centro histórico, son algunas de las importantes actuaciones que proyectó para la ciudad, además de la construcción de 600 edificios emblemáticos. “Fue el arquitecto más influyente de Valencia durante la primera mitad del siglo XX”, afirma Llopis, que comenta que la reforma de mayor envergadura fue la de la Plaza del Ayuntamiento, que conectó con la Estación del Norte y el Mercado Central.
La plaza de Emilio Castelar y su Mercado de flores, construida en 1932, fue demolida tres décadas después. “Recordaba demasiado el espíritu reformador de la República”, apuntan los comisarios, que en uno de los espacios destacados de la exposición, precisamente, donde se pueden ver y examinar los bocetos originales, se proyectan fragmentos de la película inglesa El niño que robó un millón, rodada dos años antes de que desapareciera la plaza y el mercado, y varios documentales presentan obras, algunas desaparecidas como los cines Trianon y Condal, del arquitecto de origen austriaco. “Nuevas vías de tráfico, que sustituyen o amplían las existentes, cruzan el antiguo entramado urbano definiendo grandes manzanas con chaflanes curvos para favorecer el tráfico rodado, listas para albergar arquitecturas densas y de gran altura”, explican los responsables de la exposición.
Miguel Ángel Polo
Una gran maqueta interactiva del centro de Valencia ocupa el espacio principal de la sala dedicada a los proyectos urbanísticos diseñados por el arquitecto, “inusuales para la Valencia de su tiempo”, apunta David Sánchez, en Conociendo a Goerlich. La muestra recorre ampliamente, en diferentes ámbitos, la obra del autor de edificios tan emblemáticos como el Metropol, el Mercado de Abastos, y el “tristemente destruido” Club Náutico de Valencia, de estilo “barco”, que firma junto con Alfonso Fungairiño.
El arquitecto que cambió Valencia, cuenta, en la exposición, con espacios que explican su protagonismo en la actividad social y cultural de la ciudad. Goerlich, nacido en Valencia en 1886, de padre austriaco y madre valenciana, que completó sus estudios en la Escuela de Arquitectura de Barcelona, escogió, con 21 años, la nacionalidad española. “Era importante para nosotros mostrar al ciudadano, a la figura que impulsó la vida cultural y social valenciana”, señala Llopis, fundador del despacho de arquitectura Vetges tu I Mediterrànea (VTiM). Goerlich, apasionado de la música y la pintura, presidió la Orquesta Sinfónica de Valencia y la Real Academia de San Carlos. "Con la exposición se pretende recuperar para el gran público la trayectoria de una persona determinante en la construcción de la ciudad que hoy vemos", destaca Gloria Tello, concejala de Patrimonio y Recursos Culturales.