Granada baila en cada bar
“En cuanto supe que tocaban vine a hacer cola para verlos”. Rosario Moyano, sevillana de 24 años, es una estudiante de diseño industrial. Ahora mismo debería estar en Jaén, pero ha retrasado su viaje para poder escuchar a uno de sus grupos preferidos. Desde una hora antes de que comenzase el concierto sorpresa de Dorian en Discos Bora Bora, ya se arremolinaba ansiosa, junto a otros grupos de amigos y fans, para hacerse un hueco en esta tienda de música que Gonzalo y María José abrieron en el centro en 2012. El grupo barcelonés es una de las bandas que tocó este viernes en el Granada Sound, pero Moyano no podía ir hasta el festival, así que es la ocasión perfecta para tener su nuevo disco firmado y saludar a sus ídolos.
Este jolgorio musical ocurría este viernes 21 a las dos de la tarde, pero la fiesta en Granada comenzó un día antes. Las versiones de los Beatles de Popi González en el Lemon Rock se alternaban con las palmas y los coros de los parroquianos, entre tapa de totopos y guacamole y pincho de tortilla. Al Granada Sound y a los dos conciertos de Los Planetas por el XX aniversario de Una semana en el motor de un autobús se han unido medio centenar de actuaciones en 30 locales, bares y tiendas de la capital durante tres días, que buscan revitalizar la música en directo en la ciudad. Y un concierto de Sergio Dalma y otro doble de Pablo Alborán, que ha tenido a muchas seguidoras esperando durante 16 días a las puertas de la Plaza de Toros. Pero esa es otra historia. “Van a ser 72 horas de infarto”. Así define Nani Castañeda, batería de Niños Mutantes, este fin de semana de decibelios y pop. Está previso que entre 60.000 y 70.000 personas pasen por la ciudad atraídas por estas citas musicales, según fuentes municipales.
Granada, Ciudad del Rock es una iniciativa, con el apoyo del Ayuntamiento, que se puso en marcha en 2015 y que lidera Castañeda. En su esencia está también dar un espaldarazo a los grupos emergentes locales. “Había que luchar contra una ley que prohibía la música en directo. Esto mató la cantera granadina de bandas. Cuando yo tenía 19 años podía hacerlo con mis grupos, pero han tenido que pasar 20 años para que vuelva a ocurrir”, explica el músico. “Granada es música y hasta ahora estaba perseguida. Tenemos La Alhambra y tenemos a Los Planetas, entre otros grandes grupos. No podíamos estar de espaldas a ellos. Creo que el sector musical siente al fin el apoyo del Ayuntamiento”, asegura Francisco Cuenca, alcalde de la ciudad.
“El grupo ofrece un espectáculo diferente, más intimo y los fans le tienen a escasos metros. Además, la ciudad no se limita a recibir a la gente para un festival, sino que todo ese público de fuera de Granada conoce tiendas y bares y bandas que de otra manera no descubriría. Todo el mundo sale ganando”, entiende Gonzalo, dueño de Discos Bora Bora. “Con esta ruta de locales hemos puesto orden. Saber donde están los sitios míticos de Granada: si estabas en Ruido Rosa te decían que te fueras a Planta Baja, si estabas en Planta Baja te decían que te fueras al Peatón, o que te echaras unas cañas en el bar Provincias. O a la Porrona, donde Lagartija Nick echaba horas y horas con Enrique Morente…”, explica Castañeda sobre la inercia de los visitantes más melómanos de querer ir a los lugares que los músicos frecuentan, donde se han fraguado proyectos como Omega o Joe Strummer soñó con Lorca.
Un fin de semana de borrachera pop y decibelios
Los Planetas celebraron con dos conciertos, este viernes y sábado, los 20 años del disco Una semana en el motor de un autobús. Estas dos citas únicas han servido para dotar a estas 12 canciones de una liturgia sinfónica. Cincuenta músicos de la Orquesta Ciudad de Granada y el Coro de la OCG acompañaron a Jota, Floren y Eric, junto a Alonso Díaz Carmona, compositor y líder de Napoleón Solo, que se encargó de dirigirlos a todos. Es, junto a David Montañés y Germán Tejerizo, el encargado de adaptar al género clásico canciones como La playa, Segundo premio o Cumpleaños total.
Ellos, camisas floreadas, barbas y canas. Ellas, labios rojos, vestidos y tote bags de todo tipo. Entre el público uno de sus fans más reconocido: el socialista Edu Madina. En el escenario del Auditorio Manuel de Falla apareció un Jota enfundado en una sudadera negra con la emblemática señal que diseñaría Aramburu para la portada del disco que casi "acaba con el grupo", como escribió el periodista musical Nando Cruz. Una voz que, como casi nunca ocurre, sobresalía como protagonista, sin el parapeto de la batería de Eric, contenido durante todo el concierto, o las distorsiones de la guitarra de Florent. Hora y cuarto después y sin bises, Díaz Carmona, también miembro de Niños Mutantes, soltó la batuta para ir a tocar con el grupo granadino, uno de los principales atractivos de la noche del viernes de Granada Sound, a 7,5 kilómetros de este cumpleaños sinfónico.
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Marcial, Mickael, Marcos, Thor, Víctor, Pedro, Jorge y Carlos se debatían en la zona VIP entre ir a ver a Nixon, quedarse un rato más en Mando Diao o pillar sitio para escuchar bien el concierto de Niños Mutantes. Son ocho amigos treintañeros repartidos por toda la geografía española [León, Lugo, Madrid y Barcelona] que han convertido este festival en “una excusa perfecta para verse un fin de semana”, como explica Marcial, de Barcelona. Es uno de los cuatro que repite experiencia por segundo año. “Me encanta el tapeo, el buen rollo, el ambiente de la ciudad. La gente está en la calle y hay mucha cultura musical, mucho ‘indie’, que es lo que nos mola”, añade Carlos, que también viene de Barcelona. Solo el festival ha congregado a 20.000 personas por día.
Beatriz Castilla Garre y su hermano Juanjo se desgañitan cantando cada una de las canciones de Niños Mutantes. Para él, de 26 años, es el primer festival. Su hermana le ha regalado el abono para que vea a uno de sus grupos preferidos, Viva Suecia, plato fuerte de este sábado con Crystal Fighters. Para ella es el tercer Granada Sound, en su séptima edición. “Es una cita obligada siendo granadina. Y me encuentro con amigos que veo de año en año en el mismo sitio y con la misma excusa: la música en directo”, dice la joven de 35 años en un respiro del concierto de los Mutantes.
“Hay una circunstancia muy interesante y es que en una ciudad tan pequeña como esta siempre hay hasta cuatro artistas en el candelero nacional. Es muy extraño. Pasa en Madrid o Barcelona, una vez en Gijón y ocurrió en alguna ciudad de Galicia. Pero en Granada siempre hemos estado ahí, desde Miguel Ríos a Los Ángeles. Quizás en los años 70 desaparecimos del mapa pero en los 80 volvimos a coger el tren y no nos hemos bajado”, reflexiona Castañeda sobre la gran cantidad de músicos y su influencia a nivel nacional en una ciudad que no llega a los 250.000 habitantes y en la que hay tres hechos indiscutibles: la malafollá, la belleza de La Alhambra y la buena salud de su escena musical independiente.
Una nueva ley que apoya la música en directo
El pasado agosto la Junta de Andalucía aprobaba una nueva ley por la que actualizaba la obsoleta normativa de espectáculos y ocio y apoyaba la música en directo. Entre sus principales novedades, la normativa incorpora la modalidad de concierto de pequeño formato en establecimientos de hostelería, como bares y restaurantes, donde hasta ahora no estaba permitido celebrar actuaciones musicales: con el nuevo texto se permiten en el interior de espacios fijos, cerrados y cubiertos, carentes de escenario y camerino, y en horario de tres de la tarde a doce de la noche, sin posibilidad de ampliación. Esta prohibición era uno de los grandes quebraderos de cabeza de la plataforma 'Granada, ciudad del rock'. “La cantera de bandas en Granada que luego se convierten en las grandes bandas en toda España necesitan su espacio para tocar y una de los logros ha sido conseguir una normativa que permitiese la música en directo en los bares y pubs”, asegura Francisco Cuenca, el alcalde de la ciudad.