Elvis Presley, rey del In-Edit
Elvis Presley no será el único nombre de campanillas que pasará este año por las pantallas del festival de documentales musicales In-Edit de Barcelona, que en su XVIª edición tendrá lugar del 25 de octubre al 4 de noviembre. Ahí estarán, en sendos trabajos, otros mitos como The Rolling Stones, George Michael, Ryuichi Sakamoto o Peret, que compartirán protagonismo con el Rey en esos once días de celuloide musical, clásico ineludible de la rentrée cultural de la capital catalana.
The King es el título poco original de un documental de Eugene Jarecki que, precisamente, rompe moldes en su estudio pormenorizado de la vida y hazañas de Elvis desde una perspectiva nada ortodoxa. El dos veces ganador del Gran Premio del Festival de Cine de Sundance —Why We Fight (2005) y The House I Live In (2012)— lleva el Rolls-Royce de 1963 del Rey en un viaje musical por América desde Memphis hasta Nueva York, Las Vegas y más allá. El periplo le sirve para explicar el auge y caída del mito, pespunteado con opiniones de calado de personajes de la cultura norteamericana, como Alec Baldwin, Ethan Hawke, Mike Myers y Dan Rather, entre muchos otros.
Para Luis Hidalgo, director artístico de In-Edit, la figura del icónico cantante “sirve de excusa para hablar de qué ha sucedido con el sueño americano que Elvis ejemplificaba. Una mirada además externa, ya que se ha realizado desde Alemania, y que se acabó de filmar justo cuando Trump estaba accediendo a la Casa Blanca”.
Precisamente, ir más allá de la simple exposición musical es la base sobre la que, a lo largo de estos años, se ha ido asentando el festival. “Si la música habla de la vida, en In-Edit queremos mostrar la vida a través de documentales que hablan de música”, prosigue Hidalgo ante la mirada asertiva de Cristian Pascual, director del certamen. “El documental perfecto es aquel que habla de la vida y de la música y que, al verlo, no te importa el tipo de música que hace el protagonista”.
Y ese no importar el tipo de música se refleja en un abanico de estilos que van del punk a la música clásica, sin olvidar prácticamente nada. “No nos interesa un tipo de música, nos interesa la música”, añaden los responsables. De momento, hay poco jazz y nada de clásica, pero aseguran que se subsanará en el 40% de programación aún no confirmada. “De todas formas, no programamos por cupos, escogemos entre la producción de los últimos doce meses y unas veces puede haber mucho jazz y otras, pues nada”.
Además del documental sobre Presley, en la programación destaca también el primer pase en España de la cinta Cocksucker Blues, sobre la truculenta gira de 1972 de los Rolling Stones que el propio grupo vetó en su momento. Peret, por su parte, será el protagonista del filme de clausura, Yo soy la rumba, hagiografía realizada en connivencia con su familia. También es de ese tono, ya que el propio protagonista es el realizador del filme, George Michael: Freedon!.
Visita al ‘Swinging London’
Huyendo de esa exaltación de personalidades míticas se encuentra Where are you, Joao Gilberto?, sobre una búsqueda imposible del misántropo guitarrista brasileño. Otros filmes que merecen atención entre la cincuentena programada son la historia del Ealing Club londinense, una mirada al Swinging London de los sesenta de la mano de Michael Caine, una introspección en la vida de Ryuichi Sakamoto tras diagnosticársele un cáncer de garganta (del que se ha recuperado) o en la del lutier neoyorquino Rick Kelly, que fabrica sus míticas guitarras con madera de edificios emblemáticos derruidos de la Gran Manzana.
In-Edit se celebrará en las salas Aribau Multicines. Pascual lamenta el cierre el pasado julio, tras 82 años de actividad, de un local que había sido importante para el festival: el Aribau Club. El precio de las entradas será de 6,60 euros por sesión, aunque muchos pases en centros cívicos o bibliotecas serán gratuitos.
In-Edit se trasladará a Madrid del 1 al 4 de noviembre. El pasado año pasaron por el In-Edit barcelonés unas 25.000 personas, cifra que se espera aumentar en esta edición. El presupuesto alcanza los 300.000 euros (30.000 más que en 2017), de los que el 40% son aportaciones públicas; el resto se cubre con patrocinios, taquillas y venta en barras.