El misterio de las piedras clavadas en la costa del Mar Negro
La zona costera del Mar Negro en Bulgaria alberga cerca de la ciudad de Varna un inusual recinto geológico con unas 350 columnas rocosas, con hasta 10 metros de altura, cuyos orígenes no están claros y que para algunos dispone de poderes paranormales. EFE/ Vladislav Púnchev
29/09/2018 - 10:09
Clarin.comviajes
La zona costera del Mar Negro en Bulgaria alberga cerca de la ciudad de Varna un inusual recinto geológico con unas 350 columnas rocosas, con hasta 10 metros de altura, cuyos orígenes no están claros y que para algunos dispone de poderes paranormales.
Pobiti kamani (piedras clavadas) se llama esta zona de cuatro por ocho kilómetros, situada a 18 kilómetros al oeste de la principal ciudad costera del país balcánico.
Estas espectaculares esculturas de piedra impulsaron durante generaciones la imaginación de las personas, con formaciones que hacen pensar en animales, monstruos, criaturas míticas o incluso imágenes fálicas, explica Stiliyan Markov, del Museo de Historia Natural de Varna.
Según este experto, que trabaja desde hace 20 años en "Pobiti kamani", existen numerosas hipótesis científicas sobre cómo se formó este fenómeno rocoso.
Algunos creen que son resultado de concreción de caliza y arena cuando la región estaba en el fondo del mar hace 50 millones de años y durante miles de años el agua salada erosionaba las rocas.
Según esta hipótesis, "Pobiti kamani" es una especie de "estalagmitas terrestres" sobre la Tierra, explica Markov.
Vista de Pobiti kamani, en Bulgaria (Wikipedia)
Otros científicos que examinaron estas extraordinarias formas, descritas por primera vez por viajeros rusos en 1829 y declarados por las autoridades búlgaras como monumento natural en 1938, opinan que las formaciones son producto de procesos de karst o incluso restos de corales.
Más allá de los orígenes geológicos, los tracios (que vivían en la zona hace unos 3.000 años) utilizaban estas columnas para ritos religiosos, lo que se desprende de algunas formaciones con piedras colocadas en círculos. En el centro de ese círculo se encuentra una roca conocida como "El Trono", donde se sentaba el sacerdote tracio.
"La parte alrededor de El Trono es conocida como el 'círculo de los deseos' y es el lugar de más energía espacial en todo este recinto", cuenta Magda, una habitual visitante del recinto y que asegura tener poderes paranormales para curar enfermedades. "Aquí podemos cargarnos de energía y sincronizar el organismo con los ritmos del Universo. En este círculo se cumplen todos los deseos. Hay que escribir el deseo en una hoja de papel y dejarlo dentro del círculo", asegura.
Varios científicos de todo el mundo visitaron el lugar para medir los niveles de esta energía (Wikipedia)
Numerosos curanderos, terapeutas y personas con percepciones extrasensoriales de todo el mundo visitan "Pobiti kamani" atraídos por la "energía del Universo" que aseguran encontrar en esta zona. Magda dice que estas piedras sirven como "agujas de acupuntura" de la Tierra y constituyen un "puente con el Espacio".
Markov, por su parte, confirma que varios científicos de todo el mundo visitaron el lugar para medir los niveles de esta energía. Sin precisar, el representante del Museo Historia Natural de Varna asegura que llegaron a la conclusión de que efectivamente el recinto goza de una fuerte energía positiva.
Más allá de los orígenes geológicos, los tracios (que vivían en la zona hace unos 3.000 años) utilizaban estas columnas para ritos religiosos (Wikipedia)
Una de las pierdas, probablemente la más famosa de todas, por su llamativa forma fálica, atrae a gran parte de los visitantes que esperan de esa formación poderes de fertilidad. "Conozco varios casos de familias rusas que durante años no podían tener un hijo. Y al venir a Pobiti kamani y abrazar esta roca, el milagro no suele tardar", cuenta Markov.
Recuerda concretamente el caso de Irina, una mujer de San Petersburgo, que no podía quedar embarazada. Sin embargo, cuando ella y su marido abrazaron la famosa piedra no tardó en quedar embarazada y cuatro años más tarde volvió al lugar, junto con su hija, para agradecer el "milagro".
"Su caso no es el único que conozco. Constantemente llegan parejas para abrazar esta piedra. Parece que esta creencia no es solo una broma", concluye Markov.
Vladislav Púnchev / EFE