Diego Torres: "Llevo bien los años porque me cuido más de lo que me descontrolo"
Gran contador de anécdotas, Diego Torres garantiza que una nota con él no decaiga. El histrionismo es uno de sus dones. Y su cuerpo lo acompaña en cada teatralización. Y, si eso no alcanza, su boca se convierte en una suerte de usina de sonidos rítmicos. De pronto, el rincón de un hotel boutique de Palermo -elegido por su sello discográfico para realizar la entrevista-, rodeado de silencio, se transforma en un pedacito de escenario para que él despliegue su “stand-up comedy, que es lo mío en la vida. Trato de meterle alegría y buena onda a todo, siempre que se pueda. Hay temas con los que no se jode, obvio. Pero, si pinta, asoma el comediante”.
El 1 y 2 de noviembre, Diego Torres se presentará en el Luna Park. Cantará "Un poquito", de lo nuevo, y mucho de lo conocido.
Como pintó en Re loca, la película que protagoniza Natalia Oreiro y en la que él tiene un papel clave (el ex marido de ella). Como pinta en el videoclip de Un poquito, el single que acaba de editar y en el que canta junto a su amigo Carlos Vives. Como pintó el miércoles, en el debut de Talento Fox, el reality en el que oficia de director musical junto a Lali Espósito y Wisin.
“Fue un año que se dio así, con todo junto. Vengo escribiendo y componiendo en el estudio desde hace un año y medio. Siempre son procesos que me toman mucho tiempo, tiempo de goce. En medio de eso me llamaron para ser parte de Re loca (aún en cartel). Leí el guión y me encantó. A mí el oficio me atrapa", comparte.
El miércoles 22, Diego Torres debutó como director musical de Talento Fox", el reality que emite Fox. Comparte rol con Wisin y Lali Espósito.
-¿Es un segundo oficio o está a la par del de músico?
-Para mí están los dos en el mismo plano y reconozco que no tengo ningún problema en hacer un personaje secundario, o terciario, en caso de que existiera esa categoría. Si me gusta la historia o con quién voy a trabajar me mando.
-Pero esta propuesta te llegó en medio de la gestación del disco (saldría en marzo de 2019).
-Sí, pero pude abrir el espacio. Me entrevisté con Martín Zaidelis (el director) y me sedujo lo que proponía. Era un personaje para dar en la nota: una especie de hombre que está alejado del que soy yo o de cómo me muevo, pero es un modelo que existe. Son esos tipos que viven gobernados por las mujeres de su entorno. Y eso le costó la relación con su esposa, que la compone Natalia. Ahora tiene una novia más joven que también lo tiene cortito. Es un hijo del rigor, sin eso parece no funcionar. Me gustó lo que proponía para mí, me divertí, me hace bien actuar.
Padre de Nina, de 5 años, reconoce que la paternidad le modificó algunas conductas.
-¿Sigue el mismo disfrute que sentiste en la época de “La banda del Golden Rocket”?
-Sí, siempre hay un espacio lúdico para mí en el arte. Me gusta ser un hacedor en la música y un empleado en la actuación.
-¿Y se viene un hacedor en la actuación?
-Mirá, soy bastante inquieto y me gusta escribir y darles formas a las ideas. Tengo varias cosas registradas, pero no creo que me siente a escribir una ficción completa. Con Adrián (Suar) tenemos pendiente hacer algo juntos y estamos buscando un buen disparador. Además, es muy interesante el cambio al que se animó la TV, adaptándose a las nuevas tecnologías. El cambio de hábito del público así lo demuestra.
-¿Te subió la fiebre por las series?
-Sí, empecé con Six Feet Under y de ahí seguí con varias. Ahora estamos con Ozark (en Netflix), y hace poco terminamos la catalana Merlí, que nos encantó.
Cuando Torres utiliza el plural, en este caso se refiere a su matrimonio. Está casado con Débora Bello, tienen una hija de 5 años, Nina, y “una familia hermosa. Nina crece en un ambiente de libertad y respeto, Débora se labura todo, yo también, pero nos ingeniamos para armar espacios y rituales de placer al margen del trabajo”.
Entre agua mineral, café y petit fours palermitanos, cuenta cómo decidió encarar el lanzamiento de su nuevo álbum, cuyo corte de difusión es Un poquito, el pegadizo tema que apenas suena invita al tarareo. “Los tiempos cambiaron y está bueno: todo volvió a ser como en la época de Los Beatles, que lanzaban una canción fuerte en el lado A y otra de yapa en el B. Y me parece bien empezar a mostrar las canciones de a poco, como si fueran capítulos de una serie”, compara a caballito de la coyuntura audiovisual.
-Y después, con el disco completo, se puede maratonear.
-Totalmente y de verdad que es una propuesta muy interesante dar los temas como piecitas de un rompecabezas. Un poquito está en Spotify y entró entre las 50 canciones más escuchadas de todos los países.
-¿Sos de estar pendiente de las estadísticas, del minuto a minuto de tu obra?
-Para nada. Mi manager me preguntó: “¿Querés que te mande los números de...”. “No me mandes nada”. No me gusta estar atado a eso. Yo me tiro a la pileta. “¿Hay agua? Buenísimo, entonces”. Ahora (1 y 2 de noviembre), por ejemplo, haré dos Luna Park. Serán shows muy dinámicos, con un repaso de muchas canciones que no puedo dejar de cantar.
-¿Cómo reaccionás cuando te piden siempre el mismo hit?
-Yo no me peleo con eso. No tengo mambo, trato de cumplir con los pedidos, pero también tengo ganas de armar, alguna vez, un show del lado B. En el lado B, el menos conocido, suele haber siempre cosas preciosas... Como hay personajes así de chiquititos que también son preciosos. Por suerte tengo el ego bastante domesticado.
-Cuando jugás al fútbol, ¿también? ¿O sólo querés ser el crack?
-En la cancha me peleaba seguido, porque era aguerrido. Era un tipo que metía mucho, corría, iba siempre al frente y te discutía todo... Hasta que fui padre. No sé qué me pasó que dejé de pelearme. Sigo jugando, pero ya con otra actitud, más sereno, más conciliador.
Diego Torres junto a su hija, Nina, y su mujer, Débora Bello. Foto: Graphpress.
-¿Cómo sos como papá?
-La paternidad te reacomoda todo el tiempo. Nina hace que me redescubra permanentemente. Tengo charlas muy interesantes con ella. El otro día me pasó una mundial: le bajé una data tipo “Nina, vos sos inteligente, no sos una nena complicada, te portás bien. ¿Cuál es el problema? ¿Tenés que ir a gimnasia y no querés? Ponele ganas, andá y disfrutalo, ¿sabés la cantidad de chicos que querrían ir y no pueden”. Bueno, fue. Al otro día la engancho en una postura parecida. Y le digo: “¿Nina, en qué quedamos? Ayer hablamos y...”. “Sí, papá, pero a mí no me gusta hablar mucho”. Un chico de 5 ahora no contesta como contestábamos nosotros. Yo intento educarla a partir del razonamiento, nada del “porque te lo digo yo y se acabó”.
-¿Y bajás al suelo al jugar con ella?
-Claro, tengo al niño muy presente, soy muy juguetón.
Torres cuenta que entrena a diario. "También salgo a correr, nado y como sano. Hay que acompañar el paso del tiempo", entiende.
-Con 47 años, ¿te sentís chico todavía?
-Y, un poco sí. Lo que pasa es que, cuando éramos chicos, un tipo de casi 50 era muy grande. Para mí todo depende del espíritu que tengas. Además, llevo bien los años porque me cuido más de lo que me descontrolo. Trato de comer sano, hago mucho deporte e intento cuidar el alma, reírme, tengo vínculos muy buenos. Imaginate que sigo teniendo mi grupo de amigos del colegio. Tenemos un chat maravilloso. Mi refugio son mis amigos y mi familia.
De ahí la charla salta a su infancia, a su madre, al modelo Lolita Torres heredado por uno de sus cinco hijos: “No soy un baladista tradicional, soy de la rumbita, de lo flamenco, del pop... Mamá era una artista muy abierta, se conectaba con todos, compartió escenario con medio mundo. Esa educación indudablemente está en nosotros como familia. Yo acompaño y apoyo este movimiento feminista. Tuve la suerte de venir de un vientre muy poderoso, mi vieja es de la época en la que la mujer ni votaba. A los 11 años se le plantó al padre y le dijo 'Soy artista'. A mi abuelo no le cerraba para nada, pero como a los 14 murió mi abuela, mi abuelo dijo 'Si no la acompaño la pierdo'. Y ahí empezó todo”.
Lo suyo será, como él dice, “el stand-un comedy”, pero cuando habla de Lolita o de Nina la emoción le muestra públicamente su lado B. No será el de los hits, pero sus temas suenan bonitos.
Alba Flores es Nairobi en "La casa de papel" (Netflix). Ella es la figura del hit que canta el argentino.
A partir del éxito de La casa de papel, muchos descubrieron que la Alba de la que habla Diego Torres en uno de sus hits es la actriz detrás de la máscara de Nairobi. Alba es la hija de Antonio Flores y la nieta de Lola Flores y la musa que inspiró a su padre a escribir esa canción: “Poco después de la muerte de Antonio caí en España y me conecté con los Carmona, del grupo Ketama, muy amigos de los Flores. Escuchando los discos de Antonio encontré ese tema y dije 'Qué linda esta canción, por favor'. Averigüé y me enteré de que era muy autorreferencial. Si te das cuenta la pasé de primera a tercera persona. El dice 'La flor que siempre quise en mi jardín'. Y yo digo 'La flor que siempre quiso en su jardín'. Tiene una letra hermosísima. Con el tiempo supe que Alba se había hecho actriz y que estaba en Vis a Vis y La casa de papel. Es la cara de Antonio. Tiene un carisma gitano impresionante”.
Como punta de lanza del álbum -aún sin título- que Sony lanzará el año que viene, Un poquito ya se instaló en el mercado como una alegre canción en la que Diego Torres y Carlos Vives se sacan chispas (igual que en el video, al que se sumó Natalie Pérez). Aquí, su semilla: “Me estaba yendo de una sesión muy productiva (distintos músicos aportan algo en una construcción colectiva) y le dije a Andrés Castro, guitarrista que trabaja mucho con Vives, 'Che, tengo una idea'. Cazó la viola, quedó la estrofa, le armamos un precoro y un coro y me fui a mi estudio a trabajarla mejor. Sentí que por la frescura era una canción para hacer con Carlos. Se la mandé, se volvió loco y me grabó percusiones, de todo. Tomó la melodía y al principio le cambió un jueguito de la letra: 'No he visto la historia, de amor más bonito, poquito a poquito yo me voy volviendo loquito'.
-¿Y vos qué habías puesto?
-'En casa de herrero, cuchillo de palo, ábreme la puerta que yo no soy tan malo'.
-¿No podía quedar todo?
-A lo mejor en el Luna Park meto lo del cuchillo de palo. A mí me fascinan las creaciones entre varios. Es como tirar paredes en el fútbol.