Arrebatador Elvis Costello
Reconforta darse de bruces con un disco como Look Now, la última obra de Elvis Costello. Uno coge el disco, con su idea preconcebida, pero el disco le estalla gloriosamente en las orejas. Cuando uno piensa que se va a encontrar un trabajo de piloto automático, tan propio de la mayoría de las estrellas en edad madura, Costello se marca un álbum arrebatador, como un primer día de otoño.
Reconforta porque no lo esperas, aunque no sorprende. A estas alturas, el músico británico tiene un crédito al alcance de pocos. En sus 40 años de carrera ha demostrado una capacidad envidiable para mantener siempre una línea notable, bastante más competente y alta que la media. Incluso su madurez está cargada de joyas como The Delivery Man, The River in Riverse o National Ransom. Y, sin embargo, en este nuevo disco hace un bello requiebro sobre sí mismo, ofreciendo otro ángulo más para fascinarse. Gira sobre sí mismo, en un alarde de técnica y destreza, para facturar una obra hermosa, palpitando de principio a fin con dulce aplomo. Es simple: no esperas que pueda agarrarte tanto algo que ya conoces.
Look Now es como saborear un plato muchas veces probado pero que, para la ocasión, está cocinado con tanto mimo y experiencia que supone un recreo inacabable para el paladar. Costello no inventa nada ni se exprime la cabeza por estrujar ideas nuevas, pero saca a relucir su calidad máxima. Ese toque tan suyo desde sus comienzos donde el soul blanco se barniza de pop preciosista, siempre con ese nervio interno, ese espíritu pasional brotando en la canción. Es como si hubiese querido elevar al más alto altar su propio estilo, impulsado además con la colaboración del exquisito Burt Bacharach, quien coescribe tres canciones. Y lo consigue gracias a que su voz canta plena, llenando toda la estancia. Lo borda en todas, pero especialmente en dos mayúsculas como I Let The Sun Go Down y Suspect My Tears. Y, ojo, también en Isabelle Tears, incluida en la edición deluxe. Con su aire a Brill Building, todo el material parece salido de la alcoba de pop clásico de Carole King.
La voz es otra razón por la que este disco puede pillar desprevenido. Costello tuvo que suspender su última gira como consecuencia del agotamiento. Había sido sometido a una operación para superar un cáncer agresivo y, obstinado como es con girar y trabajar, no dejó tiempo suficiente para recuperarse. Lo ha reconocido en las entrevistas que ha concedido a propósito de Look Now.
A estas alturas, vivifica que Costello todavía pueda llevarte a ese terreno repleto de encanto. Más aún si llega en otoño, cuando el espíritu parece inconscientemente buscar amparo en las pequeñas grandes cosas. Puede que no sea osado decir que estamos ante el álbum más arrebatador del año.