Qué son las calorías discrecionales y cómo evitar que atenten contra la dieta

Qué son las calorías discrecionales y cómo evitar que atenten contra la dieta

Los permitidos deben ser eventuales, es decir, no todos los días y no más de una vez al día.

07/11/2018 - 8:31

Clarin.comBuena Vida

En los últimos tiempos ha cobrado fuerza una nueva corriente llamada mindfoodness o alimentación consciente. Sin ser una dieta particular, la alimentación consciente busca mejorar la forma en que nos relacionamos con la comida, promoviendo el autocontrol y volviendo más racional el acto de comer. Quizás la amplia difusión y aceptación de este movimiento se deba a la necesidad de mejorar nuestra relación con los alimentos y al redescubrimiento de que la alimentación está estrechamente relacionada con las emociones.

El comer tiene muchos elementos que producen placer y se vinculan no sólo al acto de ingerir determinados alimentos sino también al deleite de compartir la comida y de cocinar para los seres queridos. El placer es también una consecuencia de los estímulos que los alimentos producen en los sentidos a través de su aroma, sabor o textura. En nuestro patrón de consumo actual, muchos de estos alimentos asociados al placer se encuentran en la categoría de las llamadas calorías discrecionales, es decir que son fuente principalmente de calorías, grasas, azúcares o sodio en la dieta.

En las guías alimentarias de Argentina u otros patrones orientadores de consumo como la dieta mediterránea, se observa una limitación en la ingesta de alimentos fuente de calorías discrecionales. Ello se debe a que nuestra dieta viró a un bajo consumo de alimentos de buena calidad nutricional (como las frutas y verduras) y a una alta ingesta de productos de elevada densidad energética (como las bebidas azucaradas), con el consecuente aumento de las cifras de obesidad, hipertensión, diabetes y enfermedades cardiovasculares. Por ello, han surgido distintas iniciativas en base a la educación alimentaria principalmente en escuelas, a la regulación y control por parte del Estado en la producción de alimentos, por ejemplo en las campañas de reducción de sodio y Argentina libre de grasas trans, y a la reformulación de productos desde la industria alimentaria.

Tanto nuestras guías como las de otros países enfatizan en la necesidad de aumentar el consumo de alimentos de origen vegetal. Incluir medio plato de verduras variadas crudas o cocidas tanto en el almuerzo como en la cena y consumir 2 a 3 unidades de frutas de estación al día son una forma práctica de lograrlo. También recuperando el consumo de legumbres como los porotos, las lentejas y los garbanzos que, si bien son habituales en la mesa de otros países latinoamericanos, aquí lamentablemente no. Estos alimentos tienen un buen aporte de fibra, vitaminas y minerales y combinados en un plato con arroz o fideos aportan buena cantidad de proteínas especialmente cuando el menú no posee carne.

Como consumidores podemos sentirnos agobiados o confundidos en el momento de elegir qué comer, tal es el caso del pan convertido en villano cuando es un alimento básico y disponible en nuestra mesa y puede vehiculizar nutrientes importantes como ácido fólico y fibras. Por otro lado surgen iniciativas interesantes de explorar, como los snacks saludables en base a frutas y frutas secas que la industria empezó a desarrollar y el control en el tamaño de las porciones de alimentos asociados al placer, como el chocolate. Es importante destacar cómo y con qué frecuencia se incluyen estos alimentos, como así también el reemplazo que estamos haciendo. Por ejemplo, la inclusión de una barra de chocolate (preferentemente amargo) en un menú equilibrado y saludable no es perjudicial y además de la sensación placentera brinda otros nutrientes beneficiosos como polifenoles con acción antioxidante.

El punto clave es reconocer cuándo y cómo incluir estos alimentos. Es evidente que en algunos casos el reemplazo de una colación saludable como una fruta, por otro alimento industrializado (por ejemplo una galleta contenida en una ración pequeña) será equivalente en términos de calorías, pero no en su valor nutricional (contenido de fibra, vitaminas y/o minerales). También reconocer que este reemplazo debe ser eventual, es decir, no todos los días y no más de una vez al día.

Entonces, ¿es posible tener una alimentación sana y placentera? La respuesta es sí, articulándola a un estilo de vida saludable que también incluya realizar actividad física y evitar los hábitos tóxicos como el cigarrillo y el exceso de bebidas alcohólicas. Menos ascensor y más escaleras, al menos veinte minutos de caminata diaria, pedir ensalada en lugar de papas fritas y agua en vez de gaseosa, poner una fruta en la cartera o mochila para el tentempié del trabajo, darse un gustito de algo rico y rodearse de buenos vínculos es posible y, afortunadamente, depende de nuestra decisión.

*María Daniela Defagó Lic. en Nutrición, Doctora en Ciencias de la Salud. Docente de la Escuela de Nutrición, Facultad de Ciencias Médicas, Universidad Nacional de Córdoba. Investigadora del CONICET.

Source link

Una breve descarga « Previous Una breve descarga
Next » La diva ‘vintage’ Lana del Rey estrena el 25 aniversario del FIB La diva ‘vintage’ Lana del Rey estrena el 25 aniversario del FIB

Latest posts