Por primera vez trasplantan un órgano de un paciente vivo con VIH a otro
“Doctora Grey, está a punto de hacer el primer trasplante de riñón con VIH positivo en el estado desde que entró en vigencia la nueva ley".
En 2014, un capítulo de la popular serie Grey’s Anatomy adelantaba en la ficción lo que ahora, cinco años después, acaba de concretarse en la realidad: en Estados Unidos se hizo el primer trasplante de riñón con donante vivo entre dos personas con el virus. Se trata de un hecho inédito a nivel mundial, anunciaron hoy desde el Hospital Johns Hopkins, en Baltimore, donde se practicó la intervención a la que describen no solo como un avance médico, sino como un paso significativo en la destrucción del estigma que pesa todavía sobre la enfermedad.
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"Es la primera vez que se le permite a alguien infectado con VIH donar un riñón en el mundo y es grandioso", manifestó entusiasmado el doctor Dorry Segev, catedrático de cirugía en la Facultad de Medicina de la Universidad Johns Hopkins. "Esta enfermedad, que en los '80 era considerada una sentencia de muerte, está actualmente tan bien controlada que las personas infectadas con VIH ahora pueden salvar vidas a través de la donación de riñón. Es algo increíble", se congratuló.
El trasplante se realizó el lunes. Tanto la donante, Nina Martínez, de 35 años, como su receptor -cuya identidad no se dio a conocer- se encuentran bien, confirmaron desde la prestigiosa institución estadounidense.
Un avance en el marco legal fue el que dio luz verde a la intervención. Es que en 2013 fue aprobada en Estados Unidos la Ley de Equidad de Órganos y VIH, conocida como Ley HOPE, por sus siglas en inglés (HIV Organ Police Equity Act), que autorizó la donación de órganos de personas con VIH bajo ciertos criterios, como tener una carga viral baja y que el órgano a donar se encuentre en condiciones óptimas. La norma posibilitó la apertura de múltiples estudios para explorar la factibilidad, inocuidad y eficacia del trasplante entre personas infectadas. Según un artículo del Washignton Post, desde 2016 se trasplantaron 116 órganos de donantes VIH positivos fallecidos a receptores que vivían con el virus.
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El riñón es el órgano más demandado -en Argentina, por ejemplo, lo necesitan 3 de cada 4 la lista de espera del Incucai- y es el único que puede donarse entero en vida, además de "porciones" de hígado y de pulmón. Hasta el momento no se había intentado hacer un trasplante entre personas con VIH debido a que se consideraba que el virus era un factor de riesgo importante para la enfermedad renal en el donante, informaron desde el centro médico. "Sin embargo, la investigación reciente del doctor Segev y sus colegas, que incluyó a más de 40.000 personas que viven con VIH, demostró que los nuevos medicamentos antirretrovirales no causan daño en el riñón, y que aquellos en quienes el VIH está controlado básicamente corren los mismos riesgos que aquellos no infectados y que están bastante saludables para donar sus órganos".
Nina contrajo el virus por una transfusión de sangre, seis semanas después de su nacimiento, en 1983. Recién a los ocho años, durante los controles prequirúgicos para someterse a una cirugía ocular, ella y su familia se enteraron de que estaba infectada. Gracias a la medicación, su carga viral es hoy indetectable (es imperceptible en la sangre, lo que no implica estar curado). "Algunos creen que las personas infectadas con VIH están 'enfermas' o mal. En mi caso, yo sabía que tenía buena salud. El VIH no constituía una barrera para la donación de órganos y nunca consideré al virus como un obstáculo médico", dice la mujer que es consultora de salud pública, voluntaria en investigaciones clínicas y promotora de políticas dedicadas a eliminar el estigma que todavía rodea al VIH.
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Una vecina y amiga que se ofreció como voluntaria para ser donante viva de riñón fue su inspiración. En 2018 se enteró de que otra amiga, infectada como ella con el virus, necesitaba un trasplante renal. Se contactó con Johns Hopkins -el primer centro de trasplantes autorizado para evaluar posibles donantes de riñón vivos con VIH- para ser ella quien le diera la posibilidad de salvar su vida. Mientras se sometía a los estudios para ver si estaba en condiciones de hacerlo, su amiga murió. Nina, no obstante, mantuvo la decisión de ser donante, aunque sea para un receptor anónimo. "Quiero cambiar lo que la gente cree sobre el VIH. No deseo ser la heroína de nadie. Lo que quiero es ser un ejemplo para alguien, la razón por la que una persona tenga en cuenta la idea de ser donante", sostiene la mujer que el lunes se convirtió en la primera persona con VIH en donar un riñón en vida.
En un artículo publicado en 2018 en American Journal of Transplantation, los cirujanos estudiaron los factores que pueden identificar a candidatos suficientemente saludables para donar un riñón. Aquellos cuya infección por el VIH está bien controlada, que no tienen antecedentes de diabetes, hipertensión no controlada ni proteína en la orina podrían estar en condiciones de hacerlo.
"Si bien el estado de VIH no otorga un estado de prioridad a un candidato a trasplante, la Ley Hope aumenta la equidad en la lista de espera al proporcionar un grupo de donantes específicamente para las personas que viven con VIH", cuenta Nina en un posteo reciente redactado en primera persona en el que juega con las palabras palabras al decir que la ley le dio esperanza (es el significado de hope en inglés).
“Lo que es significativo sobre este primer donante vivo de riñón es que, aparte de ser un avance médico, sirve además para destruir el estigma. Desafía a los médicos y al público a ver el VIH de otra manera”, afirmó la doctora Christine Durand, profesora titular de medicina y oncología, e integrante del Centro Oncológico Kimmel de Johns Hopkins. “Estamos trabajando con el mayor número posible de donantes para salvar la mayor cantidad de vidas posibles. Cada trasplante que tiene éxito acorta el tiempo de espera de todos los pacientes que se encuentran en la lista”.
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Ante la consulta de Clarín, Pedro Cahn, director científico de la Fundación Huésped y ex-presidente de la Sociead Internacional de Sida, consideró que se trata de buena noticia que sirve para poner de relieve dos cuestiones relevantes: "Por un lado, para recalcar la importancia de que todos seamos potenciales de órganos y que las limitaciones para donar se han ido reduciendo; y por otro, el hecho de que una persona VIH positiva que tiene su carga viral indetectable durante más de seis meses se considera que no transmite el virus (de ahí el concepto I=I, indetectable=intransmisible). Debe ser una persona que tome su medicación en forma consecuente, con adherencia completa y con más de seis meses de carga viral indetectable". Y añadió que "no mediando ninguna enfermedad renal específica, con un solo riñón se puede vivir perfectamente. No hay ninguna razón para que una persona VIH positiva no pueda vivir con un solo riñón".
Desde el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI) confirmaron que no hay antecedentes de este tipo en el país.
En ese sentido, Ignacio Maglio, coordinador del Comité de Ética en Investigación de la Fundación Huésped y miembro del consejo directivo de la Red Latinoamericana de Bioética de la Unesco, señaló a este diario que aunque no hay norma o resolución que lo preva, en la práctica no se utilizan los órganos de personas con VIH para trasplantes, ya sea de donante fallecido o vivo.
El especialista, sin embargo, destacó que hace ya varios años se produjo un avance ético, moral y jurídico en el tema. "Hubo una época muy triste en la que tener VIH significaba un criterio de exclusión para integrar la lista de espera. Se luchó mucho contra eso, en su momento hicimos un recurso de amparo, después se hizo un consenso entre sociedades científicas y se consiguió que el VIH no sea una limitación para ser inscripto en la lista de espera". Antes de eso, se pensaba que el uso de medicación inmunosupresora en personas trasplantadas podía alterar la medicación antirretroviral. El consenso incluyó una adecuación de ambas. "Eso hoy ya no se discute", concluyó.