Participó en una exclusiva fiesta sexual y esto es lo que vivió
Son hombres y mujeres jóvenes, bellos, ricos y hedonistas. Viven en un mundo idílico. Enigmático e inalcanzable para la inmensa mayoría. Y repleto de misticismo. La literatura y el cine han contribuido en eso. Como por ejemplo, por nombrar una película, la genial Ojos bien cerrados, de Stanley Kubrik y protagonizada por Tom Cruise y Nicole Kidman, que indaga la lujuria que envuelve a lo más top de la sociedad, en ese caso la de New York.
Del otro lado del Atlántico, en Londres para ser más preciso, la curiosidad en torno al sibaritismo de las clases privilegiadas no es menor. Allí también su élite tiene sus exclusivas orgías, donde desprenden su lascivia hombres y mujeres jóvenes, viriles y millonarios. Y el secretismo que las rodea es el mismo.
Las exclusivas fiestas sexuales inglesas contadas como nunca antes.
La periodista y escritora estadounidense Diana Bruk se propuso correr ese velo para arrojar un poco de luz al asunto y para eso se las ingenió para participar en una de esas exclusivísimas fiestas sexuales; y narró lo que allí ocurre en una nota que publicó en el sitio Men's Health.
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"Todos a mi alrededor están teniendo sexo"
"Todo el mundo tiene sexo con todo el mundo. En un sofá en forma de T, docenas de cuerpos desnudos se besan y empujan como una línea de ensamblaje sexual. Una mujer rubia con enormes pechos se está besando con una pelirroja con curvas, mientras que una pequeña morena cae sobre ella mientras que un hombre la folla por detrás, sosteniendo sus caderas con una mano mientras masajea los pechos de la otra rubia con la otra, y así en todos lados", arranca periodista.
Son jóvenes, bellos, exitosos y hedonistas.
"Es una noche fría de sábado a mediados de octubre, y estoy en una casa oscura en Fitzrovia en una fiesta sexual para Killing Kittens, el famoso club con sede en Londres que fue diseñado explícitamente para lo que los fundadores llaman la "élite sexual".
Con KK, no puedes simplemente bailar en una fiesta. Primero, debe aplicar a través del sitio, cargar algunas fotos y enumerar tu profesión. El proceso de investigación es una de las cosas que distingue a KK: así es como promete un entorno seguro lleno de personas atractivas en lugar de una caverna de tortuosas criaturas.
Diana Bruk Periodista y escritora
"Esta fue mi primera fiesta sexual. El sexo con extraños, especialmente con muchos, no es lo mío. Pero me pareció una experiencia fascinante, así que cuando un amigo me invitó a ir durante mis vacaciones en Londres, acepté alegremente. Las fiestas sexuales no son exactamente un concepto nuevo, pero KK tiene cierta mística porque es una marca conocida que se enorgullece de su exclusividad. Quería verlo desde dentro", agrega.
La periodista participó de una orgía y lo contó (Foto: Federico Moscoso Feuillade)
Sólo para jóvenes que se cuidan
"Con KK, no puedes simplemente bailar en una fiesta. Primero, debe aplicar a través del sitio, cargar algunas fotos y enumerar tu profesión. El proceso de investigación es una de las cosas que distingue a KK: así es como promete un entorno seguro lleno de personas atractivas en lugar de una caverna de tortuosas criaturas.
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"El término 'élite sexual' se relaciona más con el hedonista de alto vuelo", me dijo Emma Sayle, la directora ejecutiva de KK, en un correo electrónico cuando pregunté sobre el proceso de selección. Dijo que KK no necesariamente busca "cualidades de supermodelo", sino personas con "más lujuria por la vida y personas atractivas que obviamente se cuidan".
Las exclusivas fiestas sexuales sólo admiten jóvenes bellos y que se cuidan.
De acuerdo con Sayle, aproximadamente del 20 a 30% de los solicitantes son rechazados. "Obviamente, es difícil saber si las personas mienten y todos toman una buena foto, por lo que siempre hay algunas personas que pasan por alto la investigación y no deberían", dijo, aunque todos los que vi en la fiesta ciertamente encajan con la descripción de un atractivo convencional, exitoso 20 o 30 y algo.
Si los dioses de la orgía lo consideran digno, puede comprar boletos, que generalmente cuestan 50 dólares para las chicas y 200 para parejas, para una de las fiestas sexuales que se realizan aproximadamente dos veces al mes en Londres. La ubicación es siempre una casa casi vacía (a menudo proporcionada por miembros o alquilada a través de Airbnb), pero cambia cada vez, y la dirección se le envía la noche antes de la fiesta.
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Las reglas
Porque las hay, como en toda fiesta que se precie. Bruk las recibió el día antes en un correo electrónico: "Los hombres no pueden acercarse a las mujeres, deben esperar a ser invitados por ellas y tampoco pueden quedarse solos. "No" es "no". Se pueden usar máscaras, los teléfonos y las cámaras están prohibidos y aún más importante, lo que sucede en KK se queda en KK". Justamente lo que a la periodista le gustó de esta fiesta fue el hecho de que estaba orientada al placer y al empoderamiento femenino, según narra, donde son ellas las que tienen el poder y pueden explorar su sexualidad en un ambiente seguro.
Los hombres no pueden acercarse a las mujeres, deben esperar a ser invitados por ellas y tampoco pueden quedarse solos. “No” es “no”. Se pueden usar máscaras, los teléfonos y las cámaras están prohibidos y aún más importante, lo que sucede en KK se queda en KK
Diana Bruk Periodista y escritora
Pero volvamos a ese sofá con forma de T y a la entrada de Bruk en la sala. Su máscara veneciana no se ajusta bien, pero de 21 a 23 horas la seguirá llevando, pues es el momento en que todos aprovechan para hablar y conocerse. A las 23 se quitarán las máscaras y, con ellas, la ropa también. "Es todo un poco confuso", explica. "Al fin y al cabo no llevo reloj, así que es difícil saber qué hora es. En un momento determinado decido quitármelo todo y quedarme en el conjunto lencero que había comprado para la ocasión, una chica con un culo increíble y un hombre calvo bastante atractivo se acercan a mí y me dicen que vayamos a otra sala, así comienza la aventura".
La sala del amor
"Un hombre se lo hace a una mujer al lado de otra pareja. De repente, el hombre de la primera pareja alza la mano y masajea los pechos de la chica de la segunda pareja. En otro sitio una mujer abofetea el culo de otra fuertemente. Mis dos amigos se sientan a mi lado y ella, que se llama Amira, comienza a besarme el cuello con unos labios húmedos y fríos. Por ahora somos las únicas personas en la sala que no estamos teniendo relaciones sexuales".
Las exclusivas fiestas sexuales inglesas contadas como nunca antes.
La periodista asegura que hay un momento, en pleno apogeo sexual, en el que se queda dormida. Ha tenido un viaje largo y sufre jet lag. Cuando vuelve a abrir los ojos y ve varios cuerpos sudorosos y enroscados a su alrededor se da cuenta de que sigue en medio de la orgia. A esas alturas ya ni siquiera se sorprende cuando una pareja detrás del sofá comienza a acostarse. Al final, la mezcla de champán y sueño hacen que consiga aburrirse. "En ese momento era la 1 de la mañana, ya estaba lista para irme".
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El clímax final
La escritora asegura que no se arrepiente de haber ido a una fiesta KK pero que no tiene ningún interés particular en volver a ver lo que se cuece en las altas esferas sexuales londinenses. "Lo que es increíble es que no se oye nada conforme vas acercándote a la salida", explica. "Ni un gemido, ni un grito, nada, solo música ambiental en un lugar oscuro que parece tremendamente tranquilo. En un sofá, antes de que abandonemos el lugar, una atractiva rubia está siendo embestida por un hombre moreno y musculado. Sus pechos operados rebotan y, cuando finalmente llega al orgasmo, él le aparta el pelo con cariño de la cara y le da un beso".
"Le he visto hace tan solo un rato con otra mujer, en este caso, pelirroja. Cuando la pelirroja llegó al clímax, él le apartó de la misma forma que ha hecho ahora el pelo de la cara, pacientemente, sin decir nada. Parece casi una especie de ritual espiritual. Una oda a un momento en el que el sexo, realmente, no necesita palabra alguna", concluye.
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Fuente: Men's Health, El Confidencial y Clarín
RR