Netflix estrena un polifónico documental sobre el conflicto catalán
Netflix estrenará el próximo viernes 28 de septiembre el documental Dos Cataluñas sobre los últimos meses del proceso independentista. Son casi dos horas organizadas fundamentalmente con breves aportaciones de una amplia galería de testimonios, principalmente del universo mediático y político. También intervienen académicos y politólogos. En el proceso de documentación y realización, sus autores mantuvieron un total de 85 entrevistas.
El productor, Rafael Portela, y sus dos directores, los cineastas Gerardo Olivares y Álvaro Longoria, lo han presentado esta semana en Barcelona y Madrid y han defendido que su trabajo pretende dar cabida a muy diferentes aproximaciones. “Salir de la caja de truenos para que cada uno deje de aferrarse al medio que le da su punto de vista”. De hecho, no hay un relator que establezca la interpretación canónica de los hechos “para que cada espectador pueda sacar sus propias conclusiones y, quizás, replantearse muchas cosas”. Estas intenciones se reflejan en el documental en un asunto donde los argumentos acostumbran a quedarse encerrados en el propio barrio. Una pieza polifónica. Sin embargo, la frase promocional de Netflix engaña sobre los verdaderos contenidos del filme: “Una larga disputa por la secesión se torna violenta y la sociedad, fragmentada, sufre revueltas políticas“ (sic).
El título del documental no convence ni a sus propios autores, que sostienen que no hay dos sino muchas Cataluñas, pero lo adoptaron porque básicamente se centra en los dos bloques parlamentarios enfrentados en Cataluña a propósito de la independencia. Aunque destaca el tratamiento a la líder catalana de Ciudadanos, Inés Arrimadas, y al expresident Carles Puigdemont, la lista de intervinientes es notable. Desde políticos (Raül Romeva, Miquel Iceta, Carles Mundó, Xavier Domènech, Andrea Levy o Josep Borrell), a periodistas (Luis María Ansón, José Antonio Zarzalejos, Xavier Vidal-Folch, Ricard Fernández Déu, Iñaki Gabilondo, Guillem Martínez, Antoni Bassas, los corresponsales en España de The New York Times y The Washington Post…). Y politólogos y voces universitarias (Pablo Simón, Argelia Queralt, Vicenç Navarro o Ramón Tamames). La entonces vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, declinó la invitación a intervenir. Sí aceptó dar su opinión Jorge Moragas, jefe del gabinete de Rajoy hasta después de las últimas elecciones catalanas. Los independentistas de la CUP apenas tienen papel y es residual el de los ciudadanos anónimos. Destacan un grupo de jóvenes conversos al independentismo y un inglés afincado en Cataluña que muestra su tristeza por una Cataluña con una ciudadanía que ya no es fraternal. Las organizaciones como Òmnium y ANC tampoco tienen un papel destacado.
La duración de Dos Cataluñas ronda las dos horas, un metraje difícilmente insertable en las rígidas parrillas de las televisiones generalistas. El público potencial al que se dirige es de 130 millones y Netflix lo subtitulará en 42 lenguas. Los autores del mismo han tenido muy presente este destinatario global. Que podrá verse en Cáceres y en Singapur. Y esta es la mayor dificultad, que no se resuelve plenamente, porque un ciudadano que no maneje un mínimo de conocimiento previo sobre lo que está sucediendo difícilmente podrá sacar conclusiones muy barrocas. El filme se abre con imágenes de las celebraciones multitudinarias de la Diada. También se muestra el abandono de la oposición del Parlamento catalán el 7 de septiembre del año pasado que se aprobó la ley que debía encaminar la ruptura con el marco jurídico español. La cronología, muy abreviada, prosigue con el envío de policías a Cataluña (“a por ellos”), las cargas policiales del 1 de Octubre, la manifestación constitucionalista de Barcelona, y la declaración de Rajoy negando la existencia de un referéndum. Este capítulo inicial se termina, con la proclamación formal de la república catalana y, tras la aplicación del 155, con la convocatoria de elecciones por parte de Rajoy.
A partir de ahí, son las breves intervenciones de los entrevistados las que dominan el relato en un amplio y honesto panorama de opiniones discrepantes. Y entre unos y otros, algunas voces como la de Carles Francino mostrando el hastío por el enquistamiento del conflicto. Entre los análisis menos habituales, la del periodista John Carlin que no desdeña atribuir a la rivalidad futbolística entre Madrid y Barcelona, y en especial a la conducta de Mourinho, cierto papel en el engorde del independentismo catalán. Una opinión que no discute Moragas.
Muchas escenas corresponden a la última campaña electoral catalana. El acceso del equipo del documental a las bambalinas de los partidos ofrece algunas escenas menos frecuentes sobre los políticos que, como es lógico, reiteran su discurso.
Algo de humor
Dos Cataluñas, dentro de la seriedad del empeño, no desdeña alguna pincelada de humor. Incluye, por ejemplo, un rap del senegalés Lory Money, que triunfó en YouTube. El cantante aparece con una peluca a lo Puigdemont y envía mensajes como: “yo quiero nuevo país, sin turistas asiendo pis, Franco rest in peace, welcome refugees, España mataca pues toma pantumaca madafaka”. Y casi al final del filme se informa de que el Hotel Husa President de Bruselas, uno de los cuarteles generales de Puigdemont, ha cerrado por problemas económicos.