Michael Giacchino crea la banda sonora del verano
El término canción del verano trae a la memoria temas de Georgie Dann o Los del Río, depende de la generación. O músicas salidas de la pantalla como las amenazantes cuerdas de John Williams en Tiburón, los sugestivos andares de La Pantera Rosa o las notas que materializan a James Bond. Pero este verano suena a Michael Giacchino (Riverside, Nueva Jersey, 1967). El compositor estadounidense está en todos lados. Los dinosaurios de Jurassic World: el reino caído anduvieron a su compás lo mismo que ahora lo hacen Los Increíbles 2. La NASA también celebró su 60 aniversario con un concierto que Giacchino compuso en su honor. Y quienes vayan a Disneylandia y California Adventure escucharán entre gritos de pavor la música que este compositor ha escrito para dos de las principales atracciones de estos parques. “Yo me siento como un niño cuando tu vecino llamaba a la puerta y te decía eso de vamos a hacer algo”, reconoce a EL PAÍS.
Las notas de Giacchino acompañan los trabajos de Bayona, Bird y sobre todo, de J. J. Abrams. O, como puntualiza el músico, sus emociones. “La música no te debe de contar la historia. Debe guiar tus sentimientos”, explica. El último ejemplo: su último trabajo para Los Increíbles 2. Lo primero que hizo fue escribir un tema para Elastigirl, la protagonista de esta historia. “Algo sonoro, cool, no necesariamente femenino, fuerte”, describe. Cita a Rossini como su inspiración musical porque con el maestro italiano “se escucha una historia”. Lo mismo con Lalo Schifrin, Henry Mancini, Hoyt Curtin, John Barry. Y por supuesto, John Williams. “Cuando se estrenó La guerra de las galaxias ese tema me llevó a mis primeros cortos, de ahí a la escuela de cine y de ahí al conservatorio”, detalla.
Ha ganado el Oscar (Up, 2009), el Emmy (Lost, 2004) y el Grammy (Up y Ratatouille, 2007) entre otros premios. Pero con su humor habitual lleva a gala que se montó una docena de veces seguidas sin marearse en The Incredicoaster para poner música a esta montaña rusa. Crea en solitario, encerrado en su estudio y con un horario que se fija de nueve a cinco. Tiene una vida y tres hijos adolescentes que valora fuera de ese despacho. Así que en momentos de crisis, cuando Los Increíbles 2 y Jurassic World: El reino caído se solaparon o cuando siguió los pasos de Williams en Rogue One: una historia de Star Wars, no le salvaron las horas extras sino la experiencia de la televisión. “Es el mejor campo de entrenamiento para un compositor: enfrentarse cada semana a 40 minutos de música”.
A Giacchino no le gusta cómo ha cambiado la manera de grabar e incluso de componer. Él prefiere hacerlo a la antigua usanza, con toda la orquesta presente. “Ahora apenas nadie graba con toda la orquesta a la vez”, se lamenta. También nota un excesivo uso de samplers orquestales ya grabados. Giacchino disfruta de la energía que desprende toda la orquesta junta, “de la competición sana entre las trompetas intentando ganar al resto de los instrumentos de viento”. Proyectos no le faltan aunque no considera la música como trabajo. “Si veo una película y no genera en mí ninguna emoción, la rechazo y paso a otro trabajo. No puedo mentir con mi música”.