Las telenovelas turcas conquistan España
Cada tarde de entre semana de los últimos meses se repite el mismo fenómeno en el Twitter español: Kara Sevda se convierte en trending topic por unos minutos. A veces es por #CapitulazoKaraSevda, otras por #NocheDeInfartoConKaraSevda, pero al final, el título de esta telenovela que emite Divinity a las 17.45 peninsulares acaba entre lo más comentado de dicha red social, un podio al que generalmente no llegan los programas diarios, mucho menos de ficción -—Twitter responde más ante realities y concursos, como La Voz o Gran Hermano Dúo— y todavía menos los culebrones. Pero hay una explicación: Kara Sevda es una telenovela turca. O sea, el género más inesperadamente adictivo hoy en emisión.
Si bien hace no tanto la telenovela era una hegemonía latinoamericana, ahora el formato vive una nueva edad dorada gracias a las producciones de Turquía. Por las pantallas españolas han pasado ya ocho. La primera fue Fatmagül, sobre una mujer obligada a casarse con un hombre que la violó. Es la serie más vista en la historia Nova (Atresmedia), el canal que la estrenó. El capítulo del 26 de febrero de 2018 lo vio casi un millón de personas, una cifra inédita en una cadena temática.
Desde entonces, los dramas turcos han ido llenando otros canales, como Divinity (de Mediaset), y otras franjas horarias. Esta temporada, el programa diario más visto en cualquier cadena temática es Silá, sobre una campesina adoptada por una familia rica pero obligada a casarse con un campesino, que Nova emite en prime time a las 21.40.
El nuestro no es un caso aislado, sino uno más de los 156 países que compra las casi cien series que Turquía produce anualmente. El país se ha convertido en una potencia televisiva mundial desde que, en 2014, el renqueante canal chileno Mega empezó a emitir Fatmagül. Fue un éxito, el canal llenó la parrilla de otras telenovelas del mismo origen (Sühan, Ezel, Medcezir) y acabo reflotando. País por país se fue sumando al carro, primero Europa del Este y luego Asia.
En España, la historia empezó con Nova (que en 2017 tampoco tenía números astronómicos). “Pensamos que iba a tener la misma respuesta en este país”, explica Luis León, responsable de programación de canales temáticos de Atresmedia. Y continúa: “Aunque la decisión implicaba riesgos: su duración o los conflictos son diferentes a lo que estamos acostumbrados aquí”.
Estas telenovelas, cuyos capítulos duran entre 60 y 90 minutos, suelen girar sobre matrimonios concertados —es uno de los pocos aspectos negativos de la sociedad turca que se muestran en estas producciones; de hecho varios críticos lamentan que estos títulos, rodados en mansiones de Estambul, contribuyen a blanquear la deriva autoritaria que sufre el país—- También estaba la cuestión técnica del doblaje, que podía alienar a un público acostumbrado a que los culebrones estén en español latino. “Había recelo a la hora de dar una telenovela doblada”, admite Sergio Calderón, director de Divinity. “Lo que hicimos fue cuidar mucho el reparto: Cesur, el protagonista masculino de Sühan, venganza y amor tiene la misma voz que Hugh Jackman”.
A su favor tenían el estilo turco de contar historias. “A diferencia de la telenovela latina, la turca cuida más la producción: se rueda mucho en exteriores y la actuación es mejor. No tienes la sensación de estar metido en un escenario de cartón piedra. Es un producto de calidad alta, lo que explica la comunidad que se ha creado a su alrededor”, continúa Calderón. “Está todo tan cuidado que han derribado el cliché de que las telenovelas son para audiencias rurales, de cierta edad y no de núcleos urbanos”.
Por derribar han derribado hasta el cliché de que las telenovelas son cosa de la rutina. La producciones turcas que emite Divinity son lo más visto de todo Mediaset por Smart TV y lo segundo en diferido a través de su web.