Las princesas no reinan en la alfombra roja de los Oscar 2019
El mundo ha sido testigo en los últimos años del MeToo, las manifestaciones de mujeres coronadas por pussy hats contra Trump y el Time’s up, pero en las alfombras rojas parecen no haberse percatado. Sobre ellas siguen reinando los palabras de honor, las faldas campana, la pedrería y los colores pastel. Los corsés físicos y mentales. Si hasta Disney ha actualizado a sus heroínas, cómo es posible que Hollywood siga insistiendo en presentar a sus actrices como si fueran Cenicientas o Sirenitas. ¿La prueba? Amy Adams, que con una pieza en color crudo y el pelo ondulado sobre un hombro parecía la reencarnación de Ariel.
¿Continúa la audiencia del mayor espectáculo de cine y moda del mundo esperando que las mujeres representen el rol de princesas de cuento? ¿Prefiere a Emilia Clarke, madre de los dragones, transformada en burbuja de cava rosado o a Charlize Theron, que desafió todas las reglas no escritas al llevar cuello alto con su imponente Dior azul grisáceo? También Jennifer López decidió, en un gesto sin precedentes, no enseñar ni un centímetro de piel y escogió un Tom Ford de manga larga, cubierto, eso sí, por teselas de espejo. La neoyorquina puede renunciar a un escote vertiginoso o a los brillos, pero no a ambas cosas. Mucho más discreta, Olivia Colman se unía a este club gracias a su Prada verde botella.
ampliar foto Charlize Theron, Jason Momoa y Emma Stone, en la alfombra roja de los Oscar. GTRES/AP
Y luego está Lady Gaga, que constituye una categoría en sí misma. Para la mujer que llevó filetes de carne sobre su cuerpo, la verdadera transgresión consiste en optar por una suerte de reinterpretación gagaina del Hollywood dorado: un palabra de honor con miriñaque en las caderas de Alexander McQueen, que dejaba todo el protagonismo al monumental diamante amarillo de Tiffany’s (128 kilates) que decoraba su cuello y que fue visto por última vez en el de Audrey Hepburn en, precisamente, Desayuno con diamantes. La otra estrella de la noche, Yalitza Aparicio, protagonista de Roma, apostó sobre seguro con un diseño azul celeste con un hombro al aire.
Afortunadamente, también hay actrices como Melissa McCarthy o Ariadna Gil. La primera apostó por unos pantalones negros y un top blanco con capa de raso firmados por Brandon Maxwell; y la segunda, por un diseño negro de manga larga casi monacal de la firma española Cortana.
ampliar foto Jennifer López, Melissa McCarthy y Amy Adams, en los Oscar 2019. Wireimage/AP
El cliché de la princesa también puede transgredirse a la inversa, como hizo el músico y actor Billy Porter al acaparar toda la atención con un chaqueta de esmoquin y una falda con cancán y cola de terciopelo negro.
Dice la frase hecha que es una noche para soñar. También para criticar. Quién viste mejor. Quién sonríe más. Quién es la más guapa del reino. Cabría pensar que las jóvenes juegan con ventaja en este escaparate de las vanidades, pero hace ya años que las veteranas dan sopas con hondas a las principiantes; quizá porque ya no encajan en el papel de Blancanieves y liberadas de la tiranía del tutú y el omóplato al aire pueden inspirarse en la madrastra, que siempre fue mucho más avant garde. Ahí estaba Glenn Close con un diseño dorado de Carolina Herrera rematado por una capa que le confería un aspecto majestuoso y que pesaba alrededor de 20 kilos.
A veces el problema está en los complementos. Mal escogidos pueden estropear un look vanguardista como el vestido rojo de alta costura de Givenchy, que Rachel Weisz (o su estilista) decidieron acompañar por una romántica tiara-diadema.
En la alfombra roja, las grandes marcas no solo quieren vestir a la actriz del momento o a aquellas a las que corresponda por contrato —publicitario— sino mostrarse tal y como quieren ser vistas por el público. En DelPozo deben estar más que satisfechos con la actriz Marta Nieto, protagonista del corto Madre, que lucía maravillosa con una pieza en blanco con cuello de camisa en tul semitransparente. Igual que en Louis Vuitton con Emma Stone, impresionante con una arquitectónica creación de Nicolás Ghesquiere, aunque en redes sociales la comparasen con un gofre.
Pero si en la noche hubo tendencia ganadora esa fue el color favorito de las princesas, el rosa, que eligieron Helen Mirren; Angela Bassett, con un ajustado diseño de hombro arquitectónico de Reem Acra; Gemma Chan vestida de Valentino; Linda Cardellini, convertida en un pompón humano; Marie Kondo, con lentejuelas bordadas; Awkwafina con un traje de chaqueta y pantalón brillante; Jason Momoa, que llevaba un diseño de Karl Lagerfeld para Fendi en terciopelo rosa palo y que iba conjuntado con su mujer, Lisa Bonet; y Sarah Paulson, en Brandon Maxwell.
Entre los hombres destacan Stephen James, con un diseño en terciopelo rojo combinado con botines blancos y Chadwick Bosseman, con una levita de lentejuelas que cubría una blusa que se anudaba al cuello con una larga lanzada. Aunque Sam Elliot, con su impecable esmoquin, demostró que una propuesta clásica siempre funciona.