La gloriosa historia de la adolescente a la que dijeron que estaba “demasiado gorda” para triunfar
La idea que se tiene de una bailarina o un bailarín profesional es la de alguien de tamaño mediano, tirando a pequeño, peso ligerísimo, un cuerpo fibrado con un porcentaje de grasa menor que el de una pechuga de pavo a la plancha y algo que tiende a pasar desapercibido: una capacidad sobrehumana para recordar los movimientos de las coreografías. El resto, los que no somos así, podemos bailar, incluso sobrios, pero jamás se nos considerará bailarines, sobre todo, a los que al segundo paso de baile ya estamos levantando el brazo equivocado o pateando sin querer al de al lado.
"No importa si eres alto o bajo, de qué color es tu piel, tu sexualidad, tu género, tu altura, incluso tu peso. Todos podemos bailar si queremos, incluso los que no pueden ni andar"
Amanda Lacount es una joven estadounidense de 17 años de cuerpo robusto que en el último año se ha hecho un espacio dentro del mundo del baile actual, sobre todo del hip hop, gracias a una cuenta de Instagram donde cuelga sus bailes y a una campaña liderada por ella llamada #breakigthestereotypes (rompiendo los estereotipos). ”El nombre se refiere principalmente a la danza y a que cualquiera que quiera ser bailarín puede lograrlo si le pone pasión y trabaja duro. No importa si eres alto o bajo, de qué color es tu piel, tu sexualidad, tu género, tu altura, incluso tu peso, claro. Todos podemos bailar si queremos, incluso los que no pueden ni andar”, declaraba la joven pelirroja hace unos meses.
Desde que empezó a llamar la atención en la comunidad online con sus vídeos de danza y ese mensaje positivo e inclusivo ha multiplicado por 10 sus seguidores en redes sociales (está a punto de alcanzar el medio millón de seguidores en Instagram), ha participado en el vídeo de Swish swish de Katy Perry y ha aparecido en la versión estadounidense de programas como Bailando con las estrellas o La voz.
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