La Cueva de los Nadadores, o la "Capilla Sixtina del Sahara"
Pictografías de 10.000 años en el corazón del Sahara.
Cuando el explorador húngaro Lázsló Almásy llegó al lugar, en 1933, su sorpresa debe haber sido enorme: en una gran cueva del macizo montañoso de Gilf Kebir, en el corazón de las arenas del Sahara, descubrió unas extraordinarias pinturas rupestres de personas nadando.
Por ello se la llamó “Cueva de los Nadadores”, aunque por lo original de sus pinturas y su excelente estado de conservación también se la denominó “la Capilla Sixtina del Sahara”.
La Cueva de los Nadadores, en el sudoeste de Egipto.-
Las montañas de Gilf Kebir están la gobernación Nuevo Valle, en el sudoeste de Egipto, cerca de la frontera con Libia, y sus extraordinarias pinturas rupestres son pictografías neolíticas de gente nadando que, se estima, datan de hace 10.000 años, durante la época de la más reciente glaciación.
Víctimas del cambio climáticoLas cuevas adquirieron cierta fama a partir de su aparición en la película “El paciente inglés”, que se estrenó en 1996 -aunque no se mostraba la original sino una réplica-. Pero el incremento en la cantidad de visitantes que causó esa repentina fama no la benefició, sino todo lo contrario: una parte de la cueva fue irreversiblemente dañada, con fragmentos arrancados y, aunque parezca increíble, partes agrietadas debido a que muchos fotógrafos arrojaban agua para lograr mejores fotos. La insensatez también sumó grafitis modernos al techo de un lugar con un testimonio artístico único, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad.
Un testimonio único, declarado Patrimonio de la Humanidad.
¿Por qué nadadores en medio de un gran desierto, donde no se ve más que arena en cientos de kilómetros a la redonda? La presencia de otras pictografías que representan animales como orix, jirafas y antílopes, parece demostrar que en aquel entonces la zona era un gran oasis en el que los humanos disfrutaban de chapuzones y convivían con otros animales. El cambio climático habría terminado convirtiendo al lugar en un desierto. Teoría que se consolidó cuando, en 2007, el geomorfólogo egipcio Eman Ghoneim descubrió un inmenso lago de más de 30.000 km2 bajo las arenas en el norte de la región de Darfur, en Sudán.
Valle de arteLa Cueva de los Nadadores está en Wadi Sura -Wadi significa “valle”- y a sólo 10 km de otro gran testimonio de arte de nuestros ancestros humanos: la “Cueva de las Bestias”, con una de las representaciones de arte rupestre más espectaculares como enigmáticas que, se estima, tienen unos 7.000 años de antigüedad y fue descubierta hace no mucho, en 2002. En 2010 científicos de la universidad de Colonia -Alemania- llevaron a cabo un exhaustivo registro del lugar, y lo llamaron cueva Wadi Sura II.
La Cueva de las Bestias, muy cerca de la anterior.
Esta caverna exhibe un "panel" de 17 metros de largo y 3 de alto con más de 5.000 figuras pintadas sobre todo en rojo, pero también en amarillo, blanco y negro que representan manos en negativo, grupos de hombres y animales mitológicos acéfalos, a los que se llamó “bestias”.
No se sabe a qué animal representan las "bestias".
Las grandes protagonistas son estas bestias, y no se sabe a qué animal representan. Aparecen rodeadas de seres humanos y destacan por su forma y su tamaño: una cola larga y un cuerpo de felino con patas en forma de pie. Aunque sin cabeza, parecen devorar o escupir seres humanos. Algunas están envueltas en una especie de red dorada. Otras pinturas muestran a grupos de personas bailando, flotando o nadando, además de fauna silvestre: un elefante, avestruces, antílopes y jirafas.
Se puede llegar en excursiones desde El Cairo.
Un extraordinario testimonio de la historia humana que el avance del desierto no ha logrado devorar. Para llegar hay que contratar una excursión de varios días desde El Cairo.
