Hospitalizado un activista de Pussy Riot con supuestos signos de envenenamiento
El activista del grupo punk Pussy Riot Piotr Verzílov ha sido ingresado en un hospital de Moscú en estado "crítico" y con supuestos signos de envenenamiento, denuncia este jueves el grupo en su página de la red social Facebook. "Nuestro amigo, hermano y camarada Piotr Verzilov se encuentra en cuidados intensivos. Su vida está en peligro. Creemos que ha sido envenenado", señala Pussy Riot.
Verzílov es uno de los cuatro activistas de Pussy Riot que saltó al campo del estadio Luzhnikí durante la final del Mundial de fútbol entre Francia y Croacia y es uno de los editores de la plataforma independiente de noticias Mediazona. Verzílov, junto con su pareja Veronika Nikúlshina, Olga Kurachiova y Olga Pajtusova, fueron condenados a 15 días de cárcel por su acción, que Pussy Riot describió como una protesta contra los abusos de los derechos humanos en el país. El activista trabajaba en una película con Alexandre Rastorguyev, muerto en agosto junto a otros dos periodistas en la República Centroafricana cuando investigaban la presencia en este país de mercenarios rusos.
Fue hospitalizado en "estado crítico" el pasado martes en la unidad de Toxicología del Hospital Clínico Bakhrushin de Moscú horas después de un juicio donde Nikúlshina comparecía por desobediencia, y al que Verzílov había acudido para apoyarla. Nikúlshina indica al diario digital Meduza que Verzílov "empezó a perder su vista, el habla y movilidad". "No podía hablar, no me reconocía", ha declarado la mujer a la emisora de radio Eco de Moscú.
Sus amigos relatan que su madre quiso visitar a su hijo en el hospital el miércoles por la tarde, pero el personal de la clínica no le permitió ver a Verzílov e "incluso rehusaron comentarle el estado de salud y el diagnóstico preliminar" del activista.
"En el hospital, le dijeron que no tenían el permiso para dar esa información. Le dijeron que se fuera y fueron irrespetuosos. Dijeron que no podía quedarse e insistieron en que no podían darle ninguna dato sobre su hijo hasta que él mismo firmase la autorización", señala el diario digital. Los amigos del activista denuncian que Verzílov no puede firmar en su estado ningún permiso.
Según su pareja, Verzílov empezó a sentirse mal poco después del juicio de Nikúlshina el martes. A las seis de la tarde hora local se acostó para descansar y cuando Nikúlshina llegó a casa dos horas después su pareja "se despertó y dijo que estaba empezando a perder la vista".
"Entre las ocho y las diez su estado empeoró gradualmente. Primero fue su vista, después su capacidad de habla y después la de moverse", relata Nikúlshina a Meduza. "Cuando llegó el personal sanitario, respondió a todas sus preguntas y les aseguró que no había comido nada", añade su pareja.
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Fue entonces cuando su estado empeoró rápidamente y "empezó a convulsionar". "En el camino al hospital, en la ambulancia, ya estaba balbuceando. Perdió parcialmente la consciencia y dejó de responder y de reconocerme", indica Nikúlshina. Los médicos no hallaron "nada malo" inicialmente en su diagnóstico preliminar, pero en torno a la una de la madrugada "repentinamente trasladaron a Verzílov a la unidad de Toxicología del hospital".
El personal se negó a decirle que al activista le habían diagnosticado un envenenamiento, alegando que únicamente era la pareja de hecho de Verzílov y que por ende no tenía "ningún derecho" a ser informada del resultado de los análisis. "El médico dijo que su estado era grave, pero que su salud empezaba a mejorar y él comenzaba a responder a su nombre", relata.
El grupo ha protagonizado numerosas protestas contra Vladímir Putin, de quien critican su "autoritarismo". Su acción más conocida tuvo lugar en 2012, cuando cinco integrantes celebraron una oración punk en la catedral de Cristo Salvador de Moscú en la que pedían a la Virgen que expulsara del poder al entonces primer ministro y actual presidente, Vladímir Putin. La actuación provocó una fuerte indignación entre los creyentes ortodoxos y tres activistas —Nadezhda Tolokonnikova, Ekaterina Samutsevich y María Aliojina— fueron condenadas a dos años de prisión en agosto de 2011 por delitos de vandalismo y odio religioso. La pena de Samutsevich fue conmutada en octubre de ese mismo año por libertad condicional. En mayo de 2013, el Tribunal Municipal de Moscú rechazó el recurso de las otras dos y confirmó la condena. Fueron amnistiadas poco antes de que cumplieran la pena.