Hermeto Pascoal, a los puntos
Una entrevista con Hermeto Pascoal se sabe cuándo empieza, pero no cuándo acaba. Ni cómo. Ingobernable, locuaz, el brujo de Alagoas arrolla al entrevistador sin darle tiempo, apenas, para respirar. “¿Sabía usted que Paco de Lúcia y yo éramos fans el uno del otro?”. Sin embargo, nunca toqué con él. Por respeto. Le dije: “Paco, te aprecio tanto que no quiero tocar contigo”. Y él lo entendió perfectamente”.
Paco y Lucía Miles Davis: dos nombres que marcan la carrera de Hermeto Pascoal. El multiinstrumentista brasileño va a conocer al genio del jazz en su primer viaje a Nueva York. “Estaba esperando para entrar en un club donde tocaba Airto Moreira cuando se me vino por detrás un tipo de aspecto sospechoso… Total, que pequé un brinco y me deshice de él como pude. Hasta que entré en el club y vi a Airto hablando con aquel sujeto: 'Oye, Airto, ¿quién es ese tipo?'. Me miró como quién ve a un extraterrestre: 'Tío, que es Miles Davis!".Al final, Davis terminará invitando al recién llegado a su hogar. “Tenía una casa elegantona en un barrio muy chic. Había salido del rollo de las drogas y estaba limpio. Y, bueno, empezó a hablarme de lo mucho que le gustaba el boxeo, que hasta tenía un cuadrilátero, ahí, en medio de su casa... y, de repente, me dice: 'Si tienes valor, boxea conmigo'. Yo pensé: '¿Será que nuestra amistad da ya para que boxeemos?'. Pero acepté el envite, me desnudé, me calcé los guantes, y me subí con él al ring".
El combate improbable entre los dos genios de la música arranca. “No sé si se ha dado cuenta pero mis ojos tienen vida propia. Me dije: 'Voy a aprovechar este don que me ha dado la naturaleza'. Entonces vi que Miles tenía su mirada fija en mí y no se daba cuenta de que mientras mi ojo derecho seguía la dirección de su mirada el izquierdo miraba en dirección al resto de su cuerpo, así que le lancé un croché que le acertó en pleno rostro. 'Chúpate esa, persona elegante', pensé. Quedamos como amigos".
El 3 de junio de 1970, Miles Davis y Hermeto Pascoal acudieron al Estudio B, en el segundo piso del edificio Columbia, en Manhattan, para grabar dos composiciones originales del primero: Igrejinha y Nem um talvez. El disco con las dos piezas verá la luz en noviembre de 1971 (Live-Evil) siendo así que, en su edición original, la autoría en ambos casos le es adjudicada al propio Miles Davis. Para Pascoal, un detalle sin importancia. “Sé que Airto habló con él del tema, y luego Herbie Hancock y Wayne Shorter, pero yo no lo hice, ¿para qué?... Miles era una persona elegante, un ricachón, tenía todo lo que se le apetecía, así que no haría algo así por dinero, mucho menos por vanidad, y tampoco creo que fuera capaz de hacerlo solo por meter cizaña. Si él dijo que es música era suya, es que era suya”.
Hermeto Pascoal tiene 82 años y lo toca todo, sea líquido, gaseoso, objeto inanimado o semoviente. Además, es algo que muy pocos logran: un hombre feliz. Y pretende que también lo sea quien le escucha. Y es esa necesidad convulsiva, irrefrenable, de crear, la que lleva al alagoano a editar sus discos de dos en dos, el caso de Hermeto Pascoal e sua Visão Original do Forró, grabado en 1998 y editado este mismo año (aquí, Scubidu Music) con el consentimiento de su autor y un variado repertorio 100% fiestero; y Natureza universal, en formato de big band; un disco comedido para los estándares herméticos y una muestra afinada del Hermeto Pascoal más jazzístico. A ello se va a sumar en fechas próximas el libro escrito por el madrileño Adolfo Montejo, primero que se le dedica al artista: Hermeto. Ars sonora. Inútil preguntarle por lo que va a sonar en esta noche en su concierto en el auditorio de Lanuza, dentro del festival Pirineos Sur. “Eso, querido amigo, no lo sé ni yo”.