Gloriosa fiesta barroca con poco público
Alrededor de 900 espectadores, siendo optimistas -la mitad del aforo de la sala Pau Casals- asistieron en la tarde del domingo al extraordinario concierto de Ottavio Dantone y la Accademia Bizantina. Una pena, porque merecía más público la gloriosa versión de Marc´Antonio e Cleopatra, joya barroca del compositor alemán Johan Adolf Hasse, rescatada y dirigida con talento desde el clave por Dantone. En la gran fiesta lírica brillaron como solistas la contralto francesa Delphine Galou y la mezzosoprano austriaca Sophie Rennert.
Cuando la taquilla flojea de forma alarmante en una propuesta artística de máxima calidad -lo era esta cita de la temporada de Música Antigua-, hay serios motivos para la preocupación. ¿No hay público suficiente en una ciudad que tanto presume de capital cultural, repleta de turistas, para llenar el Auditori en un concierto tan extraordinario? Tampoco van bien las cosas en el Liceo -la taquilla va mal con Katia Kabanova, de Janácek-, y también cuecen habas en el Palau si no hay divos por medio.
Dejando a un lado esta preocupante cuestión, la excelencia artística en lo vocal y en lo orquestal dejó al público con la boca abierta. Versión ágil, con vuelo rítmico ajustado a la expresividad de una acción argumental que glosa la apasionada relación entre el militar romano y la exótica reina de Egipto a través de recitativos, arias y dúos de gran belleza y asombroso virtuosismo.
Marc´Antonio e Cleopatra
Marc´Antonio e Cleopatra, de Johann Adolf Hasse. Delphine Galou, Sophie Rennert. Accademia Bizantina. Ottavio Dantone, clave y dirección. Auditori. Barcelona, 11 de noviembre.
No en vano, las óperas de Hasse, admirado por Bach, tuvieron como ardiente defensor al legendario castrado Farinelli, que en 1725 estrenó esta serenata a due voci junto a la famosa contralto Vittoria Tesi, La Fiorentina. La aterciopelada voz de Delphine Galou, de tonalidades oscuras y brillo en los agudos, dio vida a un Marco Antonio de gran efecto y dominio técnico, en plena sintonía con la notable Cleopatra de Sophie Rennert, que sustituía en el papel al contratenor Valer Sabadus.
Ante la cantidad de butacas vacías, habría sido todo un detalle invitar a ocupar localidades más cercanas al escenario a los espectadores desperdigados por los laterales o las últimas filas del anfiteatro. Lo merecía, incluso por razones de ambiente y calidez acústica,la fascinante versión de esta deliciosa partitura rescatada de un injusto olvido.