El Cerro, una postal única de Montevideo
Hacia la izquierda del ventanal del barco que llega desde Buenos Aires, Montevideo asoma en el horizonte con una de sus imágenes más impactantes: la mole abandonada a su suerte del frigorífico Swift, un monumental esqueleto de piedra levantado en 1912 para tomar la posta de los antiguos saladeros junto a los frigoríficos Artigas, La Uruguaya y Nacional, pilares del desarrollo de la industria de la carne en Uruguay. A un costado del edificio desnudo, la enorme chimenea ociosa parece una boca famélica que implora al cielo.
Vista de los restos del frigorífico Swift, en la costa del Cerro de Montevideo, Uruguay.
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Es que el epicentro de la actividad cárnica fue el Cerro, un barrio obrero diseminado sobre una elevación de poco más de 130 metros de altura, que hoy resiste las duras estocadas de las crisis económicas, sostenido por su inquebrantable sentido de pertenencia. La población del Cerro se forjó con el cruce multicultural de los inmigrantes, que llegaban de la Europa arrasada por las guerras mundiales amontonados en los barcos y encontraban refugio en las dos orillas del Río de la Plata.
La Fortaleza General Artigas, en la cima del Cerro de Montevideo, Uruguay (foto de www.descubrimontevideo.uy).
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Ese valioso aporte quedó plasmado en la nomenclatura de las calles. En un abrir y cerrar de ojos, en el Cerro es posible saltar de Portugal a Grecia, seguir por Prusia, desviar en Polonia, hacer una escala en Holanda después de pasar por Gibraltar y buscar la cumbre, sin temor a perderse, por Suecia, Ucrania, Bélgica o Rusia. Desde la avenida Carlos María Ramírez, que cruza los hostiles aromas del arroyo Pantanoso para conectarlas a los cerrenses con sus vecinos de La Teja y el resto de la ciudad, las calles del Cerro trepan rectas hasta deformarse cerca de la cima, coronada por la figura blanca de la Fortaleza General Artigas, un sólido bastión defensivo desde 1811.
Cerro de Montevideo, Uruguay.
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La parte superior del Cerro brinda una perspectiva única de Montevideo, en la que resaltan el puerto, el río amarronado y los edificios casi superpuestos del centro y la Ciudad Vieja. Más cerca, la amplia postal también exhibe la rambla del cerro fundida con la playa y las aguas agitadas que se estrellan contra las rocas.
Fortaleza del Cerro de Montevideo, Uruguay (foto de www.descubrimontevideo.uy).
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Una pátina de nostalgia sobrevuela los rincones del Cerro, desde las calles ruidosas de la parte baja hasta el solitario camino sinuoso que trepa hasta la cima, a merced de los vientos que soplan desde el río. Más cerca de la costa, un sendero de piedra introduce en los largos silencios que envuelven el Memorial de los Desaparecidos, el monumento levantado para recordar la dictadura padecida por el pueblo uruguayo entre 1973 y 1985.
Museo Militar, en la Fortaleza del Cerro, Montevideo, Uruguay.
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Las tonalidades verdes de la ladera se intensifican en el parque Carlos Vaz Ferreira, el paseo familiar que homenajea al célebre escritor y filósofo uruguayo. Otros colores levantan pasiones fútboleras aquí y trascienden largamente los límites del Cerro: el celeste y el blanco del Club Atlético Cerro y el rojo y el verde fundidos en la camiseta de Rampla Juniors.
Fortaleza del Cerro, en Montevideo, Uruguay.
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Desde arriba, el Cerro se muestra tan manso y sobrio como sugieren sus réplicas, ilustradas con trazos simples en los escudos de Montevideo y de Uruguay. Esa atmósfera serena extendida en el barrio pareció a punto de ser pulverizada la tarde del domingo 17 de diciembre de 1939, cuando los vecinos corrieron a observar lo que sería un inesperado enfrentamiento naval en el marco de la Segunda Guerra Mundial en plena bahía de Montevideo.
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Hans Langsdorff, el capitán del acorazado alemán Admiral Graf Spee, acosado por dos barcos de bandera británica y otro de Nueva Zelanda, optó por hundir su nave, puso a salvo a los tripulantes y se suicidó. La Batalla del Río de la Plata amenazó con extender el escenario bélico a estas latitudes, pero nunca llegó a estallar y la cotidiana tranqulidad del Cerro quedó a salvo.
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Miniguía
Cómo llegar. Buquebús llega directo a Montevideo en 2 hs. 15': desde $ 3.567 ida en clase Turista; con trasbordo a bus en Colonia (4 hs. 30'), desde $ 2.189 en Turista.
Aerolíneas tiene de uno a seis vuelos diarios sin escala desde Buenos Aires hasta Montevideo (1 h.); ida y vuelta con impuestos, desde $ 12.983.
Micro coche cama CAUVI, Pullman General Belgrano o Cóndor Estrella desde Retiro hasta Montevideo (8 hs.), $ 1.750 ida.
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Dónde informarse. (00-598-2) 1950-2263/3367 / info@descubrimontevideo.uy / www.descubrimontevideo.uy / www.montevideo.gub.uy / www.turismoenmontevideo.org / www.turismo.gub.uy / www.welcomeuruguay.com
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