Delpozo luce en Londres un romanticismo incurable
Que Delpozo es una de las firmas españolas que más interés despiertan internacionalmente (Cate Blanchett o Michelle Obama han llevado sus vestidos) quedaba constatado con un simple vistazo a la primera fila de su segundo desfile en el marco de la Semana de la Moda de Londres, celebrado este domingo en el Royal Institute of British Arquitects.
Árbitros de estilo como Lauren Santo Domingo (de Moda Operandi), Linda Fargo (de Bergdorf Goodman) o el fotógrafo Scott Schuman (The Sartorialist) acudieron a conocer la propuesta del director creativo Josep Font para la temporada de primavera-verano de 2019: una romántica y luminosa “celebración de la naturaleza” narrada en 43 looks (aunque la colección comercial constará de más de 200 piezas) que gravitan entre dos inspiraciones diversas, como es costumbre en la manera de trabajar del modisto.
Delpozo se ha inspirado en la naturaleza para su colección. NIKLAS HALLE'N AFP
“La primera es Fulvio Bianconi", contaba Font a EL PAÍS el día antes del desfile. "Era un artista que en los años 50 trabajaba el cristal de Murano de una manera maravillosa. Era muy orgánico, y utilizaba unos colores muy especiales”. Las formas y tonos de los jarrones y vasijas de Bianconi se trasladan a jerseys livianísimos, casi transparentes, de punto calado, o a una camisola larga de tul con lentejuelas que el diseñador considera un “probable bestseller”.
ampliar foto Modelo del diseñador Josep Pons para Delpozo. NIKLAS HALLE'N AFP
Tomando el testigo de los nenúfares de su línea de otoño, el segundo referente de la colección son las glicinias, que inspiraron la paleta cromática dominante, en blanco y malva (aunque, fiel a su estilo, Font los mezcló de forma sorprendente con tonos como el garbanzo o el verde), o los tocados que cubrían parte del rostro de las modelos. También los exuberantes estampados de las telas –“todas hechas en casa”, puntualiza él–, o los minuciosos apliques en forma de pétalos creados con lentejuelas dobladas y cosidas una a una: toda una oda a la artesanía y a las técnicas de costura tradicionales que el catalán, gran exponente del llamado prêt-à-couture, ha convertido en el emblema de la casa. Pero, pese a lo laborioso de estas florituras, la verdadera filigrana de sus prendas está en el interior; de hecho, al modisto le gusta enseñarlas por dentro para subrayar cómo están construidas.
Las clientas de Delpozo que acostumbran a pasearse por alfombras rojas tienen donde elegir, pero es en los looks de día, aparentemente sencillos “pero de patrón muy complicado”, donde Font ha tocado esta vez la tecla perfecta. Los vestidos camiseros de popelín a rayas con mangas anudadas a lo largo de los antebrazos o los pantalones de seda de pata ancha y talle alto que parecen flotar en el aire hacen soñar con el próximo verano sin que hayamos despedido aún este. Las sandalias romanas, con lentejuelas y fragmentos de pcv que simulan cristal, también tienen madera de superventas.
Los patrones trabajados marcan la colección de Delpozo. NIKLAS HALLE'N AFP
Como contrapunto a tanta delicadeza, Font le encomendó la banda sonora del desfile al baterista Adam Falkner, que improvisó una sesión de jazz en directo. “Me apetecía algo un poco más cañero para contrastar”, afirma el modisto, que asegura que cada temporada intenta marcarse retos (el de esta ha sido “darle un aire fresco” al moiré) y traspasar nuevos límites: “Si la gente pudiera verlo pieza por pieza... El patronaje es completamente diferente cada vez, son colecciones muy arriesgadas”. Y concluye: “Si no, qué aburrido sería, ¿no?”.