David Otero: “Mi música es para pasarlo bien, con eso me doy por satisfecho”
Ha pasado un verano “equilibrado” entre la familia y el trabajo, y ha podido testar cómo recibe el público su último disco, 1980. Ahora a David Otero le toca arremangarse y comenzar gira. Lo hace el próximo viernes 21, en el Circo Price, un teatro que le impone respeto “por su solemnidad”, pero que matiza como “amable”. Sus expectativas para el evento son las mismas que en todos sus conciertos: “Mi música es para pasarlo bien, si te olvidas un rato de lo que te pasa en la vida y estás ahí conmigo, con eso me doy por satisfecho”.
Los años 80 son para muchos españoles Mecano sonando en la radio y calentadores de colores. Para David Otero (Madrid, 1980) son los años de su infancia, una década que él vivió de manera atípica al resto de niños con viajes a Kenia, Japón o Brasil. Su padre, formador de personal de una compañía aérea, se trasladaba con toda la familia por el mundo. “Para mí viajar tanto ha sido una ventaja brutal que agradezco muchísimo porque me ha dado un concepto del mundo que no se ha encasillado en la visión de mi entorno”, valora.
Un viaje, el de su hermano a Estados Unidos, determinó su futuro. “Lo mandaron a estudiar inglés y se trajo una pila de discos donde descubrí muchísima música que me impacto, que fue parte de mi banda sonora desde ese momento y hasta ahora”, recuerda. U2, Aerosmith, Guns and roses, Depeche mode o Police formaban parte de aquella colección, que pasó a un walkman y que escuchaba todos los días en los trayectos de camino a la escuela. Esas canciones lo alejaron de las prácticas “sádicas” de destripe de pollos, una actividad que ejercía en el intento infantil de ser cirujano.
Otero ha recuperado para este disco algunos de aquellos sonidos eléctricos que le impactaron. “No me he vuelto loco, los ochenta al final están en dos o tres detalles, hay unos loops, unas cajas con mucho reverb y el bajo con sintetizador”, explica el músico. Así que intentará ofrecer un directo equilibrado entre la banda y los “trucos” grabados.
No tiene prejuicios con los sonidos enlatados, tampoco con el trap o el reguetón, de donde “salva” algunas cosas. Con esta tolerancia y sin complejos se reconoce como parte del mainstream y se muestra agradecido por formar parte de las radios y las plataformas de streaming. “Sé que mi música no le va a cambiar la vida a nadie, no pretendo que le explote la cabeza o que vea colores, como me ha pasado a mí este verano en el concierto de Pink Floid, pero creo que es igual de lícito que quiera hacer música y que la gente se lo pase bien".