Con la primavera, llegan los colores a los parques nacionales
21/09/2018 - 13:26
Clarin.comviajes
Con la llegada de la primavera, comienza a llegar el calorcito desde el norte, y su avance progresivo hacia latitudes más australes es acompañado por masivas floraciones que tiñen los paisajes de los parques nacionales argentinos con decenas de nuevos colores. Una época especial para disfrutar de caminatas y maravillosas vistas.
Gran parte de la variada flora nativa pone en juego la fase más vistosa de sus estrategias reproductivas: un proceso de duración variable que inicia con la aparición de la flor y que, una vez fecundada, culminará con la generación de una semilla con el potencial de dar origen a un nuevo individuo. La primavera en los parques nacionales permite disfrutar de esta etapa vital en que las especies florales despliegan sus atractivos para dar lugar a la polinización, fundamental en su ciclo de vida particular y para su supervivencia como especie.
Lapachos rosados, amarillos, negros y blancos. Para todos los gustos, especialmente en el norte del país (Parques Nacionales).
Los lapachos se presentan en todas sus versiones: rosado, amarillo, negro y blanco. En esta época coronan con manchones (mayormente rosas y amarillos) los verdes del monte y la selva del norte. El lapacho rosado (Handroanthus impetiginosus) es el más difundido, y se puede ver desde el Parque Nacional Río Pilcomayo, en el norte de Formosa, hasta las yungas de los parques Calilegua, El Rey y Baritú -en Salta y Jujuy- y la Reserva Nacional Pizarro -Salta-, que lo incluye en la ilustración de su emblema. También es común en la selva paranaense, por lo que quienes lleguen al Parque Nacional Iguazú en avión podrán disfrutar antes de aterrizar de esta vista excepcional.
Otra flor que se suma a los emblemas es la que nace de la enredadera conocida como pasionaria o mburucuyá (Passiflora caerulea), que da su nombre a la localidad correntina de Mburucuyá y al parque nacional homónimo, en el sector oeste de los Esteros del Iberá. Es habitual verla sobre cercos y postes o enmarañada en viejos troncos.
La flor de mburucuyá (Passiflora caerulea) decora los esteros correntinos (Parques Nacionales)
Tras la explosión primaveral inicial, el ciclo continúa con otras floraciones en el norte y centro del país, con los jacarandás y sus pétalos violáceos de la primera floración; los cardones (Trichocereus atacamensis) con flores-embudo de pétalos blancos con tintes rosados; los tabaquillos (Polylepis australis) y espinillos (Acacia caven) en las sierras -estos últimos tapizados de flores amarillas y perfumadas-, además de cientos de arbustos y hierbas que aportan sus respectivas inflorescencias para completar el cuadro.
Avanzada un poco la primavera se empiezan a ver las mutisias o quiñilhues (Parques Nacionales)
El calor avanza lento hacia el sur, y al llegar a las montañas de la Patagonia inaugura el ciclo de floración local. Los notros (Embothrium coccineum) muestran sus rabiosas flores rojas desde el Parque Nacional Lanín, en Neuquén, hasta el Parque Nacional Tierra del Fuego, anunciando la primavera entre lagos y montañas en una franja de dos mil kilómetros.
Más tarde, otras flores seguirán ese camino para colorear los faldeos de las comarcas andinas, festejando el verano patagónico. Es el caso de los arrayanes (Luma apiculata) y sus flores blancas; las diversas mutisias, con la Quiñilhue o naranja (Mutisia decurrens) como la más conocida, y el singular amancay (Alstroemeria aurea), que aguarda un tiempo más para que sus pimpollos estallen de amarillo, cerca de enero.
La flor de Amancay se hace esperar hasta comienzos del verano para amarillear la Patagonia (Parques Nacionales)
El calendario invoca la llegada de la primavera y, con su desarrollo, invita a recorrer los senderos de los Parques Nacionales de Argentina, ahora decorados de un modo especial por la naturaleza, en estado de ebullición.
Flor de notro (Parques Nacionales)