Cómo acompañar a nuestros hijos durante su primer grado
La escuela a pleno. Se recibe a la bandera. El director da comienzo al inicio del ciclo escolar. Alumnas y alumnos se distribuyen en las aulas; entonces, la maestra anuncia: “Familias, pueden irse”. El primer grado deja a padres y madres… ¿adónde? ¿Cómo? ¿Existe una mejor manera de acompañar a los hijos durante esta etapa cargada de expectativas, temores, y también, mucha ilusión?
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“El primer grado rompe con la dinámica de la etapa inicial donde se juega mucho; de pronto hay que estar sentado y quieto. Jugar sólo durante los recreos o cuando la maestra lo permite. ¿Podrá mi hijo con esta nueva estructura? ¿Será un buen estudiante?, se preguntan quienes ejercen funciones maternales y paternales.
“La Institución debe dar a conocer sus estrategias de enseñanza, habilitar canales de comunicación fluidos, formas de partición convocantes para que la familia se acerque; los adultos deben aceptar que ahora se aprende de otra manera, conocerla, para ser capaz de acompañar, constructivamente, cada paso
Vanesa Suárez Licenciada en Ciencias de la Educación. Profesora de Enseñanza Primaria y Diploma Superior en Currículum y Prácticas Escolares por FLACSO.
“El cambio genera ansiedad, es natural”, reflexiona Melisa Ferreras, psicopedagoga, maestra de apoyo pedagógico y psicológico en escuelas del GCBA. “En relación al aprendizaje, una de las mayores preocupaciones gira en torno a la lectoescritura”, advierte Vanesa Suarez, licenciada en Ciencias de la Educación, profesora de prácticas docentes en escuelas del GCBA. “También aparecen dudas en relación a lo organizativo; la norma surge, imperativa: ´Ahora que estás en primer grado tenés que prestar atención, hacerle caso a la seño, copiar todo lo que escribe en el pizarrón´, repiten padres y madres a sus hijos. El peligro de estas frases es que separen al disfrute del aprendizaje, y no debería ser así”.
El cambio genera ansiedad, es natural
En base a la experiencia y observación, Melisa Ferrera y Vanesa Suárez exponen pautas orientativas para el acompañamiento de esta etapa: niños y niñas desconocen qué depara el primer grado; padres y madres, también.
“El primer grado puede ser el comienzo de una escolaridad feliz, donde niños y niñas disfruten de aprender, compartir con amigos para luego volver a casa a contar las experiencias nuevas, día tras día”.
Melisa Ferrera Psicopedagoga. Profesora de Enseñanza Primaria y Diploma Superior en Currículum y Prácticas Escolares por FLACSO Newsletters Clarín Buena Vida | Conocé lo último para cuidar tu salud y sentirte bien.
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Los tiempos del aprendizaje
Las familias, en reuniones de padres, suelen preguntar en qué momento del año sus hijos aprenden a leer y escribir. Imposible dar fechas. Son procesos individuales que, además, se dan en un contexto social y cultural determinado. Hay que trabajar, desde la escuela, para que las familias acompañen la evolución sin pretender que un hijo sea igual a otro, al compañerito o a ellos mismos a esa edad. El aprendizaje es tan singular como cada individuo, y está muy bien que haya diferencias, esto implica una demanda de escucha y mirada que de otra forma sería innecesaria. En la actualidad se está trabajando para entender que la diversidad no sólo es natural, sino que propone ventajas pedagógicas.
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Por otro lado, el aprendizaje, además de singular es no lineal, presenta avances y retrocesos. A no asustarse, es parte del proceso.
, el aprendizaje, además de singular es no lineal, presenta avances y retrocesos. A no asustarse, es parte del proceso.
La lectoescritura
Se aprende a escribir escribiendo, y a leer leyendo; la disponibilidad ante el interés y la necesidad de saber de niñas y niños, en cualquier contexto, también es esencial. La respuesta al chico que quiere saber qué dice en el cartel de la autopista, ayuda; proponer que anote el listado de las compras, también. Incorporar la práctica a lo cotidiano facilita el aprendizaje.
Otro dato
Que vean su propio nombre escrito en su habitación o en un vaso; que lo reconozcan y puedan escribirlo, es importante. La escritura del nombre es el anclaje de otras escrituras.
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Lo fundamental
Tener en cuenta que toda marca que deja un niño conlleva un significado, aunque no sea la escritura convencional. Los intentos son producciones, así deben considerarse.
Se aprende a escribir escribiendo, y a leer leyendo; la disponibilidad ante el interés y la necesidad de saber de niñas y niños, en cualquier contexto, también es esencial. La respuesta al chico que quiere saber qué dice en el cartel de la autopista, ayuda; proponer que anote el listado de las compras, también. Incorporar la práctica a lo cotidiano facilita el aprendizaje.
El cuaderno
Los adultos no lo intervienen, ni tachan ni borran: el cuaderno es la herramienta de trabajo de los chicos. La familia debe contribuir a que ellos comprendan lo importante que es cuidar y valorar la producción que realizan.
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Es aconsejable evitar los extremos; si se resalta en demasía lo bien hecho, cuando no hay felicitación, los chicos podrían angustiarse. En realidad cada paso, con aciertos y errores, es necesario para seguir aprendiendo.
El cuaderno, a la vez, posibilita a las familias estar al tanto del proceso de aprendizaje, aunque en el aula ocurra mucho más de lo escrito en el cuaderno.
Los adultos no intervienen el cuaderno, ni tachan ni borran: el cuaderno es la herramienta de trabajo de los chicos.
La tarea
Destinar un espacio del hogar silencioso para que hagan la tarea favorece la atención; establecer rutinas y organizar horarios evita apuros de último momento. Por otro lado, es aconsejable esperar que niños y niñas pidan ayuda; si lo hicieran, adultos, o hermanos mayores pueden guiarlos, jamás hacer la tarea por ellos.
Conviene evitar comentarios sobre la cantidad o calidad de los ejercicios, no sobrecargarlos con miradas vigilantes y exigentes.
Destinar un espacio del hogar silencioso para que hagan la tarea favorece la atención; establecer rutinas y organizar horarios evita apuros de último momento
Finalmente, Vanesa subraya la doble responsabilidad en el binomio familia-escuela: “La Institución debe dar a conocer sus estrategias de enseñanza, habilitar canales de comunicación fluidos, formas de partición convocantes para que la familia se acerque; los adultos deben aceptar que ahora se aprende de otra manera, conocerla, para ser capaz de acompañar, constructivamente, cada paso”.
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Concluye, Melisa: “El primer grado puede ser el comienzo de una escolaridad feliz, donde niños y niñas disfruten de aprender, compartir con amigos para luego volver a casa a contar las experiencias nuevas, día tras día”.
El cambio genera ansiedad, es natural
RR
