Así se celebra la Fiesta de Moros y Cristianos en Villena
Fiesta Moros y Cristianos, Villena, España. Todo el pueblo se revoluciona durante 10 días (Foto: Eduardo Sánchez).
13/09/2018 - 18:00
Clarin.comviajes
Quiere ser Macondo pero le sobra Tim Burton. Villena, una mágica ciudad con traje de pueblo en el sur de España, se hamaca entre el paraje que se inventó García Márquez para trazar Cien años de soledad y las películas del excéntrico director de El Gran Pez. Sobre todo entre el 4 y el 9 de septiembre, cuando celebra la Fiesta de Moros y Cristianos que pone las calles en ebullición.
El evento está a punto de ser declarado de interés cultural internacional en Europa. La misma festividad existe en más de 200 municipios de España, pero en este rincón de la Comunidad Valenciana, a media hora de Alicante, supera todo lo antes visto.
Cada comparsa tiene una figura que la conduce y baila para el público en la Fiesta Moros y Cristianos de Villena, España (Foto: Eduardo Sánchez).
Por un lado, homenajean a la santa patrona local, la Virgen de las Virtudes, y representan la conversión de los pueblos moros (árabes, marroquíes, etcétera) al cristianismo. Por el otro, exponen lo que preparan con minuciosa obsesión el resto del año: vestuarios, orquestas, muestras teatrales y (mucha) comida para un desfile multitudinario que saca a la gente a las calles y abre las puertas de sus casas. Además, es una de las pocas del país en las que las mujeres participan como socias activas desde hace 35 años, cuando el movimiento feminista Colectivo Luna lo consiguió.
En Villena existen 14 comparsas, que son lo más parecido a lo que fueron los clubes de barrio tradicionales en Buenos Aires, antes de los 90. Siete son del bando moro y siete del cristiano. Hay Piratas, Contrabandistas, Labradores, Estudiantes, Realistas y Amogávares, por ejemplo.
En total, unas 15 mil personas confeccionan trajes espectaculares y, del 4 al 9 de septiembre, no sólo desfilan por las calles Corredera y Constitución en dos interminables procesiones con bailes, marcha y saltos al compás de pasodobles españoles. También copan los callejones románticos y los locales que ofician de sociedades de fomento. Salen a bailar, siempre identificados con sus comparsas, arman comilonas eternas e invitan a brindar a los turistas, especialmente a los extranjeros.
Los piratas, una de las comparsas con más socios en la Fiesta Moros y Cristianos de Villena, España (foto: Eduardo Sánchez).
“Lo que nos dicen es que estamos locos”, cuenta Laura Amorós Sanjuan, la regidora mayor (no reina, porque según la tradición ese mote sólo le corresponde a la virgen) de las fiestas de este año. “Es muy intenso todo lo que se vive en pocos días. Y el comienzo, en el día 5, es emocionante”, agrega la joven de 26 años.
A las cuatro de la tarde del quinto día de celebración es cuando estalla la locura. La gente se agolpa para esperar en las veredas, calle abajo, a las comparsas y bandas de música. A las 15.58 hacen un silencio sepulcral. Y dos golpes de bombo arrancan una ovación desenfrenada. Después empieza el desfile, al ritmo de La Entrada, un pasodoble de Ruperto Chapí, compositor local.
Eligen a dos regidoras que son las representantes de la fiesta durante todo el año (Eduardo Sánchez).
Más para conocer
Villena tiene, además de los Moros y Cristianos, que recodifican en clave de fiesta varios siglos de historia y cultura local, otras dos atracciones imponentes: el castillo y la gastronomía.
El fuerte de Atalaya fue una construcción musulmana, de antes del siglo XII, que tuvo que ser asediado tres veces por las tropas de Jaime I de Aragón hasta que lograran reconquistarlo los cristianos. Allí hay visitas guiadas todos los días y una vista impresionante de la región.
Representación en el castillo de Atalaya.
De la comida, sólo haría falta mencionar a las abuelas y abuelos españoles que regaron Argentina con sus tradiciones. Pero hay más: no todo es paella y tortilla en el país Ibérico. En Villena es obligación probar el tigrillo (una especie de locro, pero con trigo en vez de maíz), pelotas (albóndigas muy especiadas y cocidas un caldo espectacular), gachamiga (una clásica tortilla de harina que se hace a las brazas y tiene un gusto único) y pimientos (morrones) rellenos de bacalao. Para los más osados, paella de caracoles y conejo.
Durante diez días todos deambulan con trajes típicos.
Es una vez al año, la Fiesta de Moros y Cristianos de Villena. Pero en este paraje de ensueño se las rebuscan para pasarla bien siempre. Y, sobre todo, según comprobó este cronista, para abrir puertas, ventanas, cocinas y heladeras a los argentinos.