Así es la isla habitada más remota del mundo
Tristán de Acuña es una isla (da nombre también al archipiélago) que tiene una superficie de 98 km2 y 250 habitantes. Es decir, un lugar muy chico con pocos habitantes. Pero no solo eso: la isla, además, está en el centro del océano Atlántico y su vecino más cercano está a 2.400 kilómetros de distancia.
Los datos indican que Tristán de Acuña es efectivamente el territorio habitado más remoto de la Tierra. Santa Elena está a 2.400 kilómetros, que a su vez está a casi dos mil de la costa occidental de Angola. Y Ascensión, a 1.300 kilómetros de la anterior. Las tres rocas forman una sola “provincia”: en realidad un territorio británico de ultramar.
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Tristán de Acuña, "descubierta" para la cultura occidental por los portugueses en el siglo XVI, que le dieron el nombre, estuvo deshabitada hasta bien entrado el siglo XIX. Y, sin embargo, quienes nacieron y han vivido allí están muy arraigados a esa pequeña porción de tierra. En 1961, cuando el volcán que le dio origen entró en erupción, toda la colonia fue evacuada a Gran Bretaña ante el riesgo de muerte. Meses después se calmaron las cosas y se dio a los tristones (ese es su gentilicio aunque parezca insólito) la posibilidad de quedarse a vivir en Gran Bretaña, pero la gran mayoría prefirió retornar a casa. No se adaptaban, alegaron.
Pasó casi medio siglo desde aquel suceso. Pero el aislamiento de Tristán de Acuña no disminuyó. El archipiélago está formado por otras tres islas más (Inaccesible, Nightingale y Gough) y dos islotes que no llegan a los 100 metros cuadrados: Stoltenhof y Middle. No hay aeropuerto, solo se accede a Tristán con un barco mercante que tarda una semana desde Ciudad del Cabo.
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Sin embargo, no cualquiera puede ingresar allí: está prohibido desembarcar sin haber realizado unos trámites previos ante la municipalidad de la isla vía Internet. Hay que explicar los motivos de la visita, aportar documentación y someterse a la aprobación del consejo. Si esto no se produce, no se puede desembarcar. Por el contrario, si se consigue la aprobación, habrá que pasar en la isla por lo menos tres semanas, hasta que llegue el siguiente barco.
Qué hacer
Tristán es una isla volcánica y por su naturaleza no es un entorno amable. Hay paseos a realizar, sí, como sus acantilados de 600 metros de altura. Pero no hay playas. Solo un bar en toda la isla, que sirve comidas un día a la semana, el resto hay que conseguirlo en los alojamientos. También hay un pequeño museo en el mismo bar, que asimismo sirve de centro social. Quien planee ir a Tristán de Acuña, que tenga una rica vida interior, lleve mucha lectura y no se pelee con los nativos.
En 2015 las autoridades buscaban profesores para la escuela local y tuvieron serias dificultades para encontrar candidatos. Hay internet cuando lo permite la señal, un problema para implementar los nuevos modelos pedagógicos.
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En la isla se repiten casi todos los apellidos, dado que la endogamia es inevitable, todos sus habitantes son parientes de los originales ocho hombres y siete mujeres que llegaron como colonos a partir de 1816. Uno de sus pastores era hermano de Lewis Carroll, el escritor de Alicia en el país de las maravillas.
El lugar es tan raro que apareció en relatos de aventuras clásicos de Julio Verne, Emilio Salgari y Edgar Allan Poe, que lo consideraban el último rincón del mundo.
(Fuente: La Vanguardia)