Arteterapia: así ayuda en los casos de bulimia y anorexia
“La imagen es previa a la palabra; entonces, si podemos pintar lo que nos pasa, lo sacamos afuera, y lo podemos nombrar”, dice Vignau. / DIEGO WALDMANN
08/10/2018 - 8:31
Clarin.comBuena Vida
Los casos de bulimia y anorexia nerviosa de los adolescentes se han triplicado a lo largo de las últimas décadas en Argentina, según la Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (ALUBA). La alarma aparece junto a herramientas complementarias como el arteterapia, cada vez más presente en áreas de la salud.
Mariana Vignau, artista plástica y arteterapeuta, revela su experiencia en el Instituto de Macropsicología donde trabaja junto a un equipo integrado por psicólogos, psiquiatras y nutricionistas: “Las pacientes, derivadas por médicos, tienen dificultades para traducir lo que sienten en palabras. Yo ofrezco otras vías de expresión. En principio, pregunto a la mujer cómo se siente. Me responde: bien. Sugiero que a ese bien le ponga color. Elige el azul. Le pregunto por la textura. Dice que es suavecito. Propongo que lo pinte, lo hace sin dificultad. Si bien estas personas –mujeres, casi en su totalidad- manifiestan problemas de comunicación tienen la sensibilidad a flor de piel y se atreven a hacer”.
Revela la especialista que el arteterapia se apoya en un vínculo de confianza, en la mirada que habilita a las pacientes a expresarse sin sentirse juzgadas. “Los altísimos niveles de autoexigencia, el sometimiento a la mirada del otro, la distorsión de la propia imagen, la consideración del error como fracaso -no como aprendizaje- son algunas de las características que presentan en común las personas con trastornos alimenticios, por eso resulta tan importante el trabajo en grupo” porque, añade Vignau, en la grupalidad se identifican y sostienen.
El arteterapia se apoya en un vínculo de confianza, dice Vignau. (DIEGO WALDMANN)
Algunas de las frases que resuenan en los encuentros: “Necesito vomitar porque comí dos chocolates”, “las piernas me laten y crecen”. Una mujer de 25 años, que pesa 40 kilos, se queja de que es obesa. “Su cotidiano es desesperante”, advierte Vignau. “Sienten que viven en un túnel sin salida donde está todo mal. Imposible conectar con el disfrute”.
Una escena revela la metodología que se vale del arte para tratar la salud mental: entra una paciente, se sienta. Mariana le pregunta si quiere trabajar con colores. Responde que no, que tiene ganas de respirar. La música acompaña, relaja. La terapista le ofrece una caja con objetos de diferentes materiales y texturas. La mujer elige tocar un ovillo de lana. Comienza un trabajo de sensibilización. El sentido del tacto la saca de los pensamientos obsesivos. Entonces, la respiración es otra. La arteterapeuta toma su mano. Pregunta cómo se siente; “mejor”, responde. La mujer quiere pintar un laberinto. Elije pincel y acuarelas. El laberinto de todos colores aparece en la hoja. Del laberinto sí puede hablar la paciente, entonces aparecen las palabras. Cuenta que el laberinto tiene salida, difícil encontrarla, pero está.
“Cuando se refiere al objeto, en realidad, habla de ella”, advierte Vignau. Otro ejercicio propone que la persona imagine un círculo de protección donde, por dentro, ubica deseos y buenos pensamientos; por fuera, lo que le resulta difícil tolerar. Una mujer llena el círculo de manchas de colores; dibuja, por fuera, una calavera. Mariana quiere saber cómo es la calavera que a la paciente se le antojó llamar Berta. Responde que es chiquita y vieja. De alambre.
Con el arteterapia como herramienta, Vignau confía en la posibilidad del otro de emerger, apuesta a su fortaleza. (DIEGO WALDMANN)
El proceso de recuperación es largo y angustiante. Vignau no interpreta el conflicto, considera que esa es tarea de psiquiatras y psicólogos. Ella, con el arteterapia como herramienta, confía en la posibilidad del otro de emerger, apuesta a su fortaleza. Desde ahí propone.
La mejoría suele tardar en aparecer e irrumpe a través de la angustia. “Entonces, nombran lo que dolió tanto y la comida tapó como síntoma”, concluye.
El progreso se traduce, también, a través de la expresión artística. Pasan de la línea controlada del inicio del tratamiento, cuando estaban tensas y con la respiración contenida, a un trazo más suave, hasta se animan a otros materiales. “Conectan con lo que son. Se dan permisos, se aceptan sin tanta exigencia. Disfrutan del espacio y del momento. Hacen valer el gesto propio como virtud”.
Después de 15 años de experiencia, la artista concluye que lo más importante del arteterapia es la posibilidad de abrir: “El dibujo soy yo con mis posibilidades, es ahí donde crezco, doy lugar a lo nuevo. Y los permisos que se manifiestan en los dibujos aparecen en la vida”.
Señales de alerta
Señales que pueden alertar sobre la presencia de algún trastorno alimenticio: pérdida de peso injustificada, kilos extras, y amenorrea o desaparición del ciclo menstrual durante, por lo menos, tres meses consecutivos.
Talleres de Arteterapia
✔️Hospital Italiano (Pte. Juan D. Perón 4190. CABA. Tel.: 4959-0200). En el equipo de cuidados paliativos funciona el programa “Empatía en acción”.
✔️Hospital Flores. Salud Mental. Hospital de día (Av. Cnel. Esteban Bonorino 243, CABA. Tel.: 4613-1015) Apropiado para aquellos pacientes que luego del alta de internación necesitan un cuidado personalizado, de esta manera se pueden reinsertar en sus actividades diarias de forma gradual y asistida. Arteterapia es una de las opciones.
✔️Instituto de Macropsicología (Av. Santa Fe 1461, CABA. Tel.: 4815-0802). El Programa de Trastornos de la Conducta Alimentaria comienza los lunes con talleres de arteterapia.