Rozalén: “Yo a las seis de la mañana perreo”
A María de los Ángeles Rozalén (Albacete, 1986) las etiquetas le parecen “la chorrada más grande del universo”. Y dicho esto, se pasea con sus canciones sobre la memoria histórica española y el feminismo por los fríos casinos de Las Vegas. En una semana donde el reguetón, líder indiscutible de los Grammy Latinos en los últimos años, inunda todo, Rozalén irrumpe en un universo tradicionalmente severo con los cantautores. Y casi nunca generoso con ellas. Rozalén ha obtenido, no obstante, dos nominaciones en las categorías más importantes: mejor disco por Cuando el río suena y mejor canción, por La puerta violeta. Al frente de las nominaciones, se encuentran otros cantantes como J Balvin, Pablo Alborán, Natalia Lafourcade, el Malamente de Rosalía o el Robarte un beso, de Carlos Vives y Sebastián Yatra. “¡Menudo mojón me voy a comer!”, comenta con ese desparpajo suyo de la sierra del Segura sobre la ceremonia que se llevará a cabo este jueves por la noche en Las Vegas.
MÁS INFORMACIÓN
El día en que se enteró de que la Academia Latina de la Grabación acababa de reconocer su trabajo, ella estaba dando un concierto para unas 200 personas en Córdoba (Argentina). Cuando terminó una entrevista para una cadena de televisión y miró a su equipo, estaban todos llorando. “Dije: '¿Qué pasa?”. Cuando me lo cuentan, estaba convencida de que eso no era así, de que entonces tendría que haber una votación o algo… Pero ya me dijeron: que no, que te vas a Las Vegas. Y me puse a llorar como una idiota”, recuerda. Estuvo tres días llorando.
“Es que en la vida me imaginé que me iban a nominar a un Grammy. En la vida. Me pareció súper surrealista”, añade Rozalén. Y reconoce que la doble nominación le emociona también por otros motivos: “Que una canción como La puerta violeta esté nominada… Es que algo importante está pasando con la lucha feminista”, resalta. Y cuenta orgullosa que tanto en España como en Argentina o Chile, muchas organizaciones feministas la han erigido como un símbolo más de su lucha. Un himno que nació sin más pretensión que la de servir como catarsis a su compositora, unos versos con función terapéutica en un momento difícil de su vida. “Nunca pensé que eso tan mío le iba a servir a un montón de mujeres. Realmente no pienso nunca en lo que va a opinar la gente”, cuenta.
Después del éxito del disco tiene miedo de no llegar a cumplir las expectativas con el siguiente. Muchos la han reconocido como la voz necesaria de una generación y la responsabilidad de plasmar en canciones la cruda realidad de cada telediario la mantiene inquieta. “Hay temas de los que tengo que hablar todavía. Por ejemplo, del tema de los refugiados. Cuando sucedió lo del barco, el Aquarius, y vi que había tantas personas deseando que la gente se muriera en el mar, se me voló la cabeza”, cuenta, aunque matiza: “También compongo cosas más tontas: de amor, desamor, divertidas…”, comenta entre risas.
¿Cómo encaja una cantautora española en un show tan masivo como este? “A mí es que lo de las etiquetas me parece la chorrada más grande del universo”, insiste, y continúa: “Pues quien se centra en un estilo, se está perdiendo mucho, toda la música es necesaria… Yo a las seis de la mañana perreo, porque es lo que me apetece, lo que necesito. Y bailar es súper importante. Aunque luego me sale más escribir cosas súper intensas. Creo que nada está reñido y cuanto más abramos la mente, más felices seremos”, resume. Rozalén interpretará La puerta violeta en la ceremonia de los Grammy Latinos este jueves.