Por qué los aviones apagan las luces durante el despegue y el aterrizaje
Cuando llega el momento del despegue y el aterrizaje se repite una secuencia arriba del avión. Dentro de esa rutina, se apagan las luces interiores de la cabina dentro de una norma ampliamente aceptada como un procedimiento de seguridad. Sin embargo, ¿para qué sirve realmente apagar las luces?
Una de las razones tiene que ver con lo que se denomina “la regla de los 90 segundos”, algo fundamental para las aerolíneas y los procedimientos en un vuelo.
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Para entenderlo hay que remontarse a la década de 1920, cuando no existían este tipo de reglas y el tráfico aéreo comercial cargaba con una muerte por cada 21.000 kilómetros. Sin embargo, había una compañía que bajaba por mucho esa drástica estadística en la industria: el sistema de correo aéreo del gobierno de Estados Unidos.
El motivo: habían puesto el foco en la seguridad implementando todo tipo de guías innovadoras para ese momento. Por ejemplo, los pilotos eran seleccionados después de exigentes exámenes médicos, los motores eran revisados una vez cada 100 horas de vuelo, y después de cada ruta había una lista de verificación de inspección de 180 puntos.
Todas las líneas aéreas tienen que tener la capacidad de realizar una evacuación de emergencia en 90 segundos o menos. (Foto: Caroline Seidel/DPA)
La minuciosidad del sistema aéreo de correo fue copiada por el resto de aerolíneas, bajando el número de muertes hasta 10 veces. Con los años se fueron añadiendo nuevas normas, como el requisito de tener copilotos, radios, límites de horas en que los pilotos pueden estar en el aire o que los aviones necesitaban tener múltiples motores para tener la capacidad de volar en caso de emergencia.
En 1967 se empezó a exigir que todas las aerolíneas incluyeran máscaras de oxígeno, dispositivos de flotación y marcas de salida de emergencias fáciles de identificar por los pasajeros. Un conjunto que forma parte de esa “regla de los 90 segundos”.
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Esta pauta exige que todas las líneas aéreas que utilicen aviones con una capacidad de 44 personas o más deben ser capaces de realizar una evacuación de emergencia en 90 segundos o menos (incluso si la mitad de las salidas están bloqueadas). De hecho, todos los años se realizan pruebas para garantizar la evacuación.
Aunque suene increíble, uno de los mayores obstáculos en el cumplimiento de esta regla tiene que ver con los pasajeros y el instinto por tratar de agarrar sus pertenencias en medio de la emergencia.
¿Y las luces? El motivo por el que se apagan tiene que ver con el tiempo que tardan los ojos en adaptarse a la oscuridad.
Si hay un problema durante el despegue o el aterrizaje y las luces se apagan de repente, nadie podría ajustar sus ojos a dicha oscuridad rápidamente lo que haría más difícil la evacuación, especialmente en 90 segundos.
Entonces, el motivo por el que se apagan las luces tiene que ver con el tiempo que tardan los ojos en adaptarse a la oscuridad. (Archivo)
La explicación
La retina en la parte posterior del ojo tiene dos tipos de células, los bastones y los conos, quienes toman la luz para convertirla en señales neuronales. Por un lado, los conos ayudan cuando hay poca luz, mientras que los bastones se encargan de ver a la noche. De esta forma, cuando se apagan las luces, los conos se ajustan más rápido, aunque en un plazo de 9 a 10 minutos, y los bastones, cuyo trabajo es manejar poca luz, pueden tomarse hasta 30 minutos para ver lo mejor que puedan.
Por todo esto hay una buena razón para apagar las luces en el despegue y el aterrizaje: es ahí cuando se producen la mayoría de los accidentes aéreos, con un 13% y un 48% respectivamente.
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El apagado de luces sirve para “aclimatar” a los pasajeros ante una posible emergencia durante un vuelo (sobre todo nocturno). Nuestros ojos pueden tardar entre 10 y 30 minutos en ajustarse completamente a una configuración oscura, lo que significa que atenuar las luces puede ayudar a que los ojos se ajusten previamente a la luz más baja. Y si es de noche cuando todos deben evacuar repentinamente, esos segundos que tardan los ojos en calibrarse en condiciones de poca luz son fundamentales.