Los ‘realities’ británicos deberán proteger la dignidad de sus participantes
Steve Dymond tenía 63 años cuando acudió en mayo a un reality show británico de la cadena ITV para demostrar a su novia que le era fiel. Pasó una prueba con un detector de mentiras y falló, para mayor regocijo de un público que no tuvo compasión con él. Se fue a su casa entre lágrimas, humillado. Una semana después fue hallado muerto en su casa justo antes de que se emitiera el programa. Se había suicidado. El The Jeremy Kyle Show fue cancelado poco después. Este suceso ha sido el detonante para que la entidad reguladora de telecomunicaciones británica Ofcom anuncie que ha elaborado un plan para proteger "el bienestar y la dignidad" de los participantes de este tipo de espacios en la televisión y en la radio.
Ofcom va a añadir dos nuevas reglas a un código ya existente que, según los medios británicos especializados, podrían cambiar de una forma radical cómo los reality shows son tratados en la televisión británica y que podrían tener también un impacto colateral en informativos y documentales En estos dos últimos con la utilización de público como testigos de algo sucedido o al preguntarles por su opinión. El suicidio de Dymond se ha sumado al incremento de protestas por parte de espectadores preocupados por el bienestar de los participantes de programas en los que se trata su vida personal y se exponen al público.
Las dos nuevas reglas son sencillas en sus enunciados, pero estarán muy vigiladas. La primera: "Se debe prestar la debida atención al bienestar y la dignidad de los participantes en los programas". La segunda: "A los participantes no se les debe causar angustia o ansiedad injustificadas al participar en los programas o por la emisión de los mismos [público incluido]". Y no están pensadas solo para participantes de realities como Dymond, Ofcom también incluye documentales, informativos, llamadas telefónicas en los programas, concursos de televisión de preguntas, talent shows y cualquier tipo de factual (entretenimiento de no ficción). No están incluidas las series, las comedias de situación ni los culebrones, explica el regulador.
Programas como The Jeremy Kyle Show a menudo juegan con momentos embarazosos de sus participantes, empujados por el programa a hacer y decir cosas de las que luego se pueden arrepentir en búsqueda de una mayor audiencia. Las nuevas normas buscan también concienciar a la gente que se presenta a estos programas sobre las posibles consecuencias públicas que puedan tener sus apariciones. Ofcom no quiere que esto suponga trabas para que los realities cuenten con "gente con vulnerabilidades" ya que admite que "son programas de claro interés público". El organismo ha explicado que trabaja ya para ayudar a las cadenas a interpretar y aplicar estas nuevas reglas y ver qué tendrán que hacer con los participantes antes, durante y después de las producciones. Y, a raíz del caso de Dymond, también pone como ejemplo que se estudiará el uso de detectores de mentiras.
Promoción de 'The Jeremy Kyle Show'.
Las nuevas medidas propuestas han recibido alguna crítica. "Obviamente, la obligación de proteger es muy importante de hacer de forma correcta, pero esto suena preocupante y posiblemente sea impracticable. ¿Cómo de realista puede ser que un programa de información con un equipo pequeño y un gran volumen de historias lleve a cabo pruebas psiquiátricas en cada potencial participante vulnerable?, por ejemplo", ha dicho un alto ejecutivo de una importante cadena británica al periódico The Guardian. También se pone en duda si las cadenas pecarán de precaución a partir de ahora. Las reglas no se aplicarán a contenido emitido solo por Internet o a través de plataformas como Netflix o YouTube.
"La gente que participa en programas de televisión y radio deben de ser atendidas de forma adecuada por las cadenas, y estas reglas asegurarán que así sea", ha dicho el Director de calidad de contenidos de Ofcom, Tony Close. "Estas nuevas garantías deben de ser efectivas. Así que estamos escuchando atentamente a participantes, cadenas, productoras y psicólogos antes de hacerlas efectivas", ha añadido Close. Ofcom quiere estudiar todas las posibilidades a partir de septiembre y aplicar las reglas antes de final de año.
La reguladora ya tenía de antes una guía por la que los participantes menores de 18 años sí que están vigilados y por la que a las cadenas se les exige que ofrezcan un contexto para minimizar o evitar ofensas que puedan ser causadas cuando los programas presentan humillaciones, sufrimiento o la violación de la dignidad de alguien. El código existente también ofrece recursos a la gente que aparezca en programas y quiera hacer objeciones a una representación injusta o a una violación injustificada de su privacidad.
El pasado mes de marzo, un exconcursante de 26 años del reality Love Island, en el que un grupo de solteros busca el amor de su vida en Mallorca, se quitó la vida, menos de un año después de que otra exconcursante hiciese lo mismo en junio de 2018. Precisamente, este reality, también de ITV, tendrá las próximas Navidades una edición invernal que podría ser el primer programa en aplicar las nuevas reglas.
Facebook como caladero para reclutar participantes con problemas
La muerte de Steve Dymond el pasado mes de mayo tras su paso por el popular reality The Jeremy Kyle Show provocó la anulación del progama después de 14 años y varias polémicas por el trato a concursantes. Tras el suceso y la cancelación, el comité de Digital, Cultura, Medios y Deportes del Parlamento británico abrió una investigación sobre los realities shows. Ayer se conoció que la cadena ITV utilizó Facebook para encontrar participantes para destripar su vida íntima y en concreto puso anuncios para dar con gente que estuviese dispuesta a someterse a un detector de mentiras.
"Desde el comienzo, nuestra investigación se ha centrado en que la telerrealidad explota a la gente en un punto vulnerable de sus vidas para maximizar sus niveles de audiencia", ha dicho durante la investigación el presidente del comité, Damian Collins. Con la confirmación por parte de la jefa de ITV, Carolyn McCall, de que en ocasiones el show usó anuncios de Facebook, Collins ha mostrado su preocupación al respecto. "Es particularmente preocupante que el equipo de producción estuviese específicamente buscando gente que esperaban resolver una situación personal complicada", ha dicho.
The Jeremy Kyle Show, que se emitía por las mañanas y solía tener un poco más de un millón de espectadores (sin contar repeticiones en el segundo canal de la emisora), no era nuevo en polémicas por sus participantes. El programa enfrentaba a familias, parejas y amigos con infidelidades, traiciones y todo tipo de sorpresas, nunca agradables. "Me da la impresión de que todo el propositito de The Jeremy Kyle Show es desplegar un mórbido abanico de gente disfuncional que se encuentran en algún tipo de confusión", dijo ya en 2007 un juez que revisó un caso por el que un guardia de seguridad del programa (que salen delante de las cámaras separando a los participantes) tuvo que pagar una multa por pegar a un camionero.
Un exproductor del programa admitió entonces a The Guardian, que estaban adiestrados para "dar cuerda" a los participantes llevando a miembros de sus familias e instruyéndolos sobre cómo debían confrontarse entre ellos sobre el escenario. En 2014, la reguladora Oxcom ya criticó al programa por no haber hecho todo lo que estaba en su mano para prevenir la humillación y angustia sufrida por una menor de 17 años a la que su propia hermana mayor llamó "drogadicta" y "estúpida zorra anoréxica".
El episodio en el que Steve Dymond se sometió al detector de mentiras nunca llegó a emitirse. Tras la cancelación del reality show, ITV también retiró todas las entregas que tenía disponibles para ver bajo demanda.