Las cinco canciones más gloriosas de Aretha Franklin
Contra la narrativa habitual de que Aretha descubrió el soul en Atlantic Records, una incandescente Aretha desmadrándose en el sello Columbia.
Aretha Franklin: Respect (1967)
En la versión original, de Otis Redding, el hombre exige sus prerrogativas. Aretha da la vuelta al tema y factura un genuino himno feminista.
Aretha Franklin: Think (1968)
Escrita por Aretha y su primer marido, el temible Ted White, parece reflejar una herida íntima. Su exigencia de “libertad ahora mismo” tiene modo de ultimátum.
Aretha Franklin: I say a little prayer (1968)
Aretha se apodera de un éxito de Dionne Warwick, demostrando su comodidad en el formato de combo de jazz y su querencia por la sinuosa bossa nova.
Aretha Franklin: Rock steady (1971)
Composición de la propia Aretha, donde se encaja en los ritmos apretados del funk, arrebatando incluso a los mejores músicos de estudio de Nueva York.