"La caída": cuando los trapitos al sol lucen bien
El amor de Sara y Horacio. Los personajes que interpretan Claudia Lapacó y Juan Leyrado están por celebrar sus bodas de oro. La experiencia es un dato clave en este relato.
Que los personajes centrales cumplan 50 años de casados provoca, de movida, una bocanada de aire fresco: ni millennials, ni centennials, ni el amor de los 30, ni la crisis de los 40. No quiere decir que la historia no haga escala en esos puertos temáticos, sino que, en principio, el relato está a cargo de una pareja de gente grande, con un largo recorrido, con experiencias, con cicatrices, con la vida a cuestas. Algo que no siempre recae en los protagonistas de una ficción. La caída, que el martes estrenó Canal 7 con un rating promedio de 3,6 puntos, habla de la familia que encabeza una pareja de abuelos. Hermoso riesgo se animó a correr la TV Pública.
La foto familiar. Jorge (Gabriel Corrado) está casado con Andrea (Julieta Díaz), hija de Sara (Lapacó) y Horacio (Leyrado). Fotos: Andrés D'Elía.
La serie comenzó con los preparativos de la celebración por las bodas de oro de Horacio y Sara, el matrimonio que componen Juan Leyrado y Claudia Lapacó, en un duelo actoral que permite reflejar tanto las delicias de la vida conyugal como, en otro plano, las de la vida teatral. Artistas moldeados sobre tablas, Leyrado y Lapacó se encienden naturalmente frente a la cámara. Desde ese trampolín, el salto se antoja exitoso ante lo que será la caída, con y sin mayúscula. Porque, de a poco, algo se irá derrumbando en sus vidas-
“Ella es la persona que usted está buscando”, le dice, en una de las primeras escenas, el investigador Moravia (Jorge Suárez) al biólogo Horacio Feinn, quien para mayoría de sus interlocutores es simplemente Feinn. Todo indica que lo contrató para poder encontrar la pieza clave de su propio rompecabezas. Pero, dada su reacción cuando Moravia lo sacude con el dato preciso, el hombre no estaba preparado para escuchar la verdad: “Lo que yo estoy diciendo es que su suegra es su madre”.
Backstage. En su doble rol de director y creador de la historia, Mario Segade marcó el ritmo en las grabaciones.
De ahí en más, el hallazgo se convierte en secreto, y el secreto gana sombras a medida que avanzan las horas. ¿Su esposa, entonces, para a ser su hermana? ¿Sus hijos serán también sus sobrinos? Quedan aún ocho capítulos para desarmar la madeja que idearon Virginia Martínez y Mario Segade, que aquí debuta como director. Y la imagen devuelve una mirada sutil sobre lo que esconden los vínculos.
Porque, más allá del disparador temático, cada vez que Feinn dice eso de “nuestra familia es muy endogámica” lo que busca es plantar en la audiencia el foco de lo vincular: miembros que viven en distintas casas, pero coinciden en la Escuela Magnolia, propiedad de Susana (Nelly Prince), madre de Sara. ¿Y también mamá de Horacio?
Horacio está dejando el cargo de director, para que asuma su yerno, Jorge (Gabriel Corrado), casado con Andrea (Julieta Díaz), pero a último momento surge un cambio de planes. Los otros hijos del matrimonio Feinn son Miranda (María Abadi), Sebastián (Agustín Alonso) y Juan (Pedro Tolchinsky). La foto del posible portarretrato se completa con tres nietos.
Amores, miserias, intrigas, lealtades y mezquindades se cruzan atractivamente en esta miniserie producida por Azteka Films y 3 Abedules (desde el martes 11 irá a las 22, en el espacio que dejó libre El marginal 2) que aprovecha la ficción para poner a los mayores en el centro de la escena y quitarlos de esa línea narrativa secundaria en la que muchos se empecinan en ponerlos.