‘Harlots’, cortesanas con voz propia

‘Harlots’, cortesanas con voz propia

Dos prostíbulos del Londres del siglo XVIII encarados en una guerra por el control del negocio libran una nueva batalla en la segunda temporada de Harlots: cortesanas, drama británico cuya narración se desarrolla desde el punto de vista de las trabajadoras del sexo. La serie “no versa por una vez sobre los hombres, sino sobre cómo esas mujeres increíbles son capaces de desafiar las ideas preconcebidas”, subraya Samantha Morton, encarnación televisiva de una madame de la época que ve en el comercio del cuerpo la única vía para sobrevivir y medrar. Cosmo emite la segunda entrega los martes, está disponible también bajo demanda y se acaba de anunciar que tendrá una tercera temporada.

La actriz inglesa (1977), nominada al Oscar en dos ocasiones, retoma en la nueva entrega el papel de Margaret Wells, la matriarca que ofertó a sus hijas al mejor postor y que ahora va a acarrear con las consecuencias. El resentimiento de la mayor de las dos, Charlotte (interpretada por Jessica Brown Findlay, de Downton Abbey), le conducirá a fichar por el mucho más opulento burdel que regenta la gran rival de su madre, Lydia Quigley (Lesley Manville). El cruce de rivalidades sobre el que ya pivotaba la primera temporada se extremará hasta niveles muy peligrosos para sus protagonistas.

Creada, producida y dirigida por mujeres, Harlots: cortesanas traslada al espectador al Londres georgiano, donde la prostitución, aunque ilegal, es uno de los sectores comerciales de mayor auge. La originalidad de la propuesta reside en poner a esas prostitutas en el centro del relato, mientras que su habitual papel de comparsas en la ficción de época corresponde en este caso a los personajes masculinos. Ellas son las protagonistas de una historia en la que, más allá de las reyertas, traiciones e intercambios carnales de la trama, se expone su condición de objeto de transacción en un entorno socioeconómico convulso.

Subrayar el poderío femenino a partir de los resortes de la industria del sexo es un enfoque controvertido, al que Morton —feminista declarada— contrapone el retrato que brinda la serie sobre “unos tiempos desesperados que exigían medidas igualmente desesperadas. ¿Qué otras opciones tenían esas mujeres? Incluso las señoras de la mejor sociedad no eran propietarias de sí mismas, sino de sus maridos, mientras que las prostitutas que trabajan de forma organizada para Margaret Wells al menos sienten que tienen más poder y derechos”.

Su hija en la ficción no lo ve del mismo modo. Y los nuevos capítulos revelan hasta qué punto Charlote va a proyectar su rencor hacia la madre-madame, a quien además no perdona que también arrastrara en su empresa a la hermana pequeña, Lucy (Eloise Smyth), abocada a convertirse en la amante de un hombre influyente. “Margaret utiliza sus contactos para aupar a Lucy en la sociedad inglesa, del mismo modo que todavía hoy tantos padres envían a sus hijos a la 'escuela adecuada' para que conozcan a las 'personas apropiadas", recalca Morton desde una de las lecturas contemporáneas de Harlots sobre el arribismo social.

Inspirada en el libro Harris´s List of Covent Garden Ladies (un directorio anual de las prostitutas que trabajaban en el Londres del siglo XVIII), la serie escrita por Moira Buffini invita a “ver la historia con perspectiva e incluso a sentir empatía por esas mujeres”, en palabras de una actriz que tiene sus mejores duelos televisivos frente a Lesley Manville, una de las grandes figuras del teatro británico y también finalista el año pasado en los premios de la academia de Hollywood.

A ese reparto de lujo, Harlots: cortesanas suma la cuidada producción y un guion que tiene su fuerte en los diálogos, amén de los ingredientes de la trama, que Morton resume en “poder y dominación masculina, corrupción y avaricia. Es una historia muy humana y, por encima de los atuendos de la época, su temática sigue siendo universal”.

Alta sociedad 1538136839_842917_1538144361_sumario_normal.jpgLiv Tyler en 'Harlots'.

La actriz y modelo Liv Tyler (Nueva York, 1977) se incorpora a la segunda temporada de Harlots de la mano de una dama de la alta sociedad que es víctima del chantaje de la madame Lydia Quigley. Su personaje de lady Fitzwilliam convertirá en principal objetivo desentrañar los más oscuros secretos de la embaucadora.

La inolvidable doncella Arwen de la saga de El señor de los anillos —quien reside desde hace años en el Reino Unido por motivos familiares— describe su nuevo papel televisivo como el de una mujer “atrapada en la jaula de la sociedad y de su estatus” y sometida por su hermano, en contraste con “esas prostitutas que, a pesar de todas sus privaciones, tienen un sentido de la libertad del que ella carece”.

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