El sueño cumplido del cantaor Menese
El cantaor José Menese (1942-2016) era, ante todo, una persona de barrio. Durante los casi 50 años que vivió en su amado barrio de Puerta del Ángel siempre aparcó su coche en la calle sin echarle la llave, ayudó a que el Ayuntamiento de Madrid transformase un pinar en el actual parque Caramuel y, cuando tenía un rato, disfrutaba tomando algo con los vecinos. No obstante, antes de marcharse, le quedó una espina clavada: que el templete de la plaza adyacente al Mercado Tirso de Molina fuera restaurado para realizar conciertos. Dos años después de su muerte, su anhelo se hará realidad: el quiosco será arreglado y llevará su nombre como homenaje.
“Es la satisfacción más grande que le podrían dar. Estaría muy ilusionado, más que si le hubiesen dado un premio por toda su carrera”, cuenta su viuda, Encarna Gil. Según explica, se mudaron allí cuando Menese aún era un desconocido en el mundo del flamenco. Desde el primer momento, narra, fue una persona muy querida y, con el éxito de su arte —fue el primer cantaor flamenco en actuar en el Teatro Olympia de París—, se ganó la admiración de los vecinos.
La iniciativa, puesta en marcha por la Junta de Distrito de Latina, tiene como principal objetivo aprovechar la estela artística del nombre del cantaor para potenciar el valor cultural de la construcción. “Es importante poner en valor a vecinos tan especiales del distrito de Latina. Más aún si lo podemos hacer en una plaza como la que alberga el templete, uno de los últimos ejemplos de la arquitectura civil de la II República, que guarda mucha historia”, explica el concejal del distrito, Carlos Sánchez Mato. Este otoño, está previsto realizar un homenaje al artista junto al quiosco, que se inaugurará junto a la familia, amistades y artistas del entorno cercano del cantaor.
El templete, construido en una plataforma elevada octogonal de cuatro metros de altura, es de forma cilíndrica, su estructura es metálica y la cubierta transparente. El quiosco, obra d el arquitecto Salvador Pérez Arroyo en 1983, comenzó a restaurarse el pasado mes de agosto y la junta de distrito informa de que estará listo en unas dos semanas. Los trabajos de remodelación —con un presupuesto de 5.000 euros— incluyen la acometida eléctrica —hasta ahora inexistente— y la instalación de una red antipájaros para evitar problemas de salubridad. Se han sustituido los tramos de barandillas y los peldaños que estaban en mal estado. También se han reparado los “elementos constructivos” en mal estado, como paños de azulejos y pavés. En el semisótano del templete se han instalado nuevos aseos y se ha mejorado la red de fontanería.
Arte urbano
Por otro lado, el colectivo cultural Bruclin organizó el pasado junio una jornada de arte urbano colaborativo en la plaza donde está ubicado el quiosco, con el objetivo de darle vida con pintura y con la intención de mejorar el aspecto del barrio.
Las baldosas de color gris que cubren la base del templete se transformaron en viñetas, obra de los artistas del barrio y del vecindario. La temática de todas ellas fue la música como nexo de unión. Esta iniciativa pretende rescatar la plaza de Huarte de San Juan y su nuevo quiosco José Menese como un espacio de calle para vivir y disfrutar. “Queríamos hablar del arte a través del arte, por esto las obras hablan de música, teatro y pintura. Imaginamos una jornada de arte colaborativo entre toda la gente que comparte con nosotros la convicción de que el arte ayuda el rescate”, cuenta Nicola Bisceglia, uno de los vecinos que participaron en el evento.
La voz clara y desgarrada de José Menese continúa sonando y ahora, más fuerte, retumbará en las calles del barrio que le acogió cuando, con una maleta cargada de arte jondo e ilusiones, llegó a la capital para seguir haciendo lo que más vida le daba: cantar.